Matan a ganadero y dos empleados

Las víctimas fueron atacadas con fusil en un cantón de Tecoluca, San Vicente. Ninguno tenían vínculos con maras

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Las víctimas estaban limpiando un terreno, en el cantón San Francisco Angulo, para poder sembrar.

/ Foto Por Mauricio C?ceres

Por Diana Escalante

2015-08-11 8:04:00

Con rostro sereno y apoyada de un bastón, una mujer, de 77 años, esperaba, ayer por la tarde, que las autoridades terminaran de procesar la escena donde fue asesinado su hijo, de 55, y  sus dos ayudantes.
Samuel Comayagua López, propietario de 80 manzanas de terreno y varias cabezas de ganado, fue ultimado a balazos junto con Enrique Meléndez, de 27 años, y Abilio Hernández, de 37.
Las víctimas estaban cortando leña, con una motosierra, en una parcela del cantón San Francisco Angulo, en Tecoluca, San Vicente.
Otros dos hombres que trabajaban con el ganadero se salvaron de morir, porque minutos antes del ataque se habían marchado del lugar.
Aunque la zona donde se cometió la masacre está situada a varios kilómetros de distancia de las viviendas, algunos pobladores relataron que, pasadas las 10:00 de la mañana, escucharon varios disparos.
Una hora después, los parientes de las víctimas encontraron los cadáveres cerca de los árboles que los hombres  habían aserrado.
Los cuerpos de dos de ellos estaban juntos, el tercero estaba a unos cinco metros de distancia. Preliminarmente,  la Policía informó que los habían matado con fusiles. 
Las autoridades no lograron determinar cuántos delincuentes cometieron el ataque, ni las razones.  
Cerca de la escena fueron encontrados dos machetes y una pañoleta azul; las autoridades dijeron que indagarán si pertenecían a los asesinos o a las víctimas.
Lugareños se quedaron sin benefactor
El triple asesinato en el cantón San Francisco Angulo ha calado hondo entre sus pobladores. Quienes se concentraron alrededor de la escena no lloraban pero tenían rostros de pesar y asombro.
No solo perdieron a dos de sus habitantes que eran “gente de bien”, sino también al “Barbacha”, como le decían a Samuel Comayagua, quien según ellos era un hombre caritativo y que ayudaba desinteresadamente.
Parientes del ganadero, secundados por algunos pobladores, señalaron que él les ofrecía cultivar la tierra y luego se repartían la cosecha.
Todos los instrumentos agrícolas y abonos corrían por cuenta de Comayagua. La leña tampoco la negaba a nadie.
Las víctimas salieron ayer a limpiar el terreno donde iban a sembrar maíz, con la esperanza de que, esta vez, la cosecha no se volviera a perder por la falta de lluvias.
“Con propiedad le puedo decir que a mis 10 hijos les enseñé a trabajar duro; él era muy visionario y bondadoso”, aseguró la madre de Comayagua.
La mujer aseguró que “su Dios” es quien le daba la fortaleza para soportar que la violencia le hubiera arrebatado a otro de sus hijos.
El primero murió durante el conflicto armado; el segundo fue asesinado hace una década y ayer le tocó perder a Samuel.
Los familiares de Meléndez y Hernández señalaron que ambos dejan a varios niños en la orfandad.
Las autoridades señalaron que ninguno de los hombres tenía vínculos con pandillas. Tampoco les habían contado a sus allegados que alguien los hubiera amenazado o los estuviera extorsionando.
Aunque la zona donde fue la masacre aparenta ser tranquila y desolada, fuentes policiales revelaron que pandilleros de la 18, que residen en el cantón El Maneadero, en Zacatecoluca, La Paz, llegan a merodear por el lugar.