Jorge Castañeda: Una comisión anticorrupción es necesaria y benéfica

Recordó al FMLN cómo acudieron a la ONU para que censuraran la represión de gobiernos. Dice también que una Cicies debe ser entendida como cooperación y no como injerencia.

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San Salvador 04 de Agosto de 2015 / Foto Por Miguel Villalta

Por Mirella Cáceres

2015-08-04 10:50:00

Jorge Castañeda, el excanciller de México y acompañante en el proceso previo a las negociaciones de la firma de la paz en 1992 y en la búsqueda de apoyo internacional que censurara la represión en el país, llamó ayer al ahora gobernante FMLN a que denuncie las violaciones a los derechos humanos en varios regímenes latinoamericanos y reconozca lo benéfica que puede ser la cooperación internacional para la lucha contra la corrupción y la impunidad.

En un encuentro ayer con periodistas en San Salvador, en donde promovió su reciente libro “Amarres Perros”, el también profesor universitario hizo algunas valoraciones sobre la posición que ha tomado el gobierno del FMLN frente a temas coyunturales como la creación de una comisión similar a la de Guatemala que junto a la Fiscalía han destapado casos serios de corrupción y que involucra a altos funcionarios del gobierno.

En este caso, Castañeda recordó cómo en tiempos de la guerra el FMLN buscó activamente la cooperación externa para lograr una negociación de la firma de la paz y para crear una Comisión de la Verdad, igualmente para lograr el reconocimiento a la exguerrilla como “fuerza beligerante” por parte de los gobiernos de Francia y México en 1980.

Según el excanciller, el FMLN buscó la cooperación externa desde la primeros intentos de negociación con el gobierno en aquella época, para empujar una negociación para llegar a los acuerdos que se firmaron en el castillo de Chapultepec, en México. 

El excanciller mexicano considera que la aceptación de una “cooperación” externa para El Salvador como el caso de una comisión contra la impunidad de las Naciones Unidas “no solo es necesario, sino benéfica” y que no se le puede calificar de injerencia.

Altos dirigentes del FMLN y del gobierno se han opuesto a una especie de Comisión Internacional contra la Impunidad como la de Guatemala (Cicig), pues lo consideran algo innecesario y porque no vivimos el mismo escenario. Argumentan que antes de plantearse una comisión similar para El Salvador (Cicies), es mejor fortalecer la Fiscalía General y otras instancias que investigan la corrupción.

“Tal vez tengan razón, en Brasil el poder judicial y algunos medios de información han sido tan poderosos y vigorosos que no parece que haya necesidad de alguna cooperación externa, aunque a lo mejor la vaya a tener al final”, matiza Castañeda por los alcances geográficos de los delitos por los que se investiga al expresidente Lula.

“El FMLN nunca ha sido ontológicamente resistente o renuente a esto. Hoy por razones que no conozco bien parecen preferir esta otra vía, que no es una mala vía, sobre todo que hasta ahora no han tenido escándalos de corrupción que han tenido en Guatemala, en Honduras y en Nicaragua, donde los excesos de la familia presidencial son bien conocidos”, afirma.

Pero el recordatorio de cómo el FMLN ha recurrido a la ayuda internacional no se quedó allí. Castañeda también les recordó sus “recorridos” por numerosas instancias internacionales como la ONU, la OEA e incluso salas de redacción “de países ricos” para conseguir que censuraran la represión, las desapariciones, torturas y otros hechos de los gobiernos.

“No entiendo muy bien por qué alguien como el presidente (Salvador) Sánchez Cerén que siempre fue partidario de la búsqueda por parte del FMLN y de las FPL en particular, del apoyo internacional y de la censura internacional gobierno militar o a los gobierno sucesivos, por qué no le parece bien que haya observaciones internacionales en las elecciones en Venezuela de diciembre”, ejemplificó.

E incluso se preguntó por qué gobiernos como el del FMLN no cuestionan hoy las violaciones a los derechos humanos que hay no solo en Venezuela, sino también en Ecuador, Nicaragua, Cuba y otros, “y no le parece bien” que instancias como la OEA censuren o critiquen eso.

“Es una contradicción que ojalá puedan resolver pensándolo y recordando lo que hacían ellos”, les invitó.

De igual manera Castañeda dijo esperar que en su próximo congreso, en el que intentan actualizar su socialismo, si están listos para “adecuar su discurso y pensamiento a la realidad de su actuación de su gobierno durante ya seis años”, sería bueno que dejaran su discurso antiimperialista.

“El hecho es que el FMLN lleva casi siete años en el gobierno manteniendo un discurso antiimperialista, en ocasiones estridente, y con el dólar como moneda, es un poco contradictorio. Como no van a desdolarizar, pues mejor podrían desantiimperializar el discurso”, afirmó.

Preguntado Castañeda sobre cómo ve hoy un país que firmó unos acuerdos de paz y ahora está sumido en una situación de violencia, de una especie de crisis de credibilidad en las instituciones, cree que “hay una cierta frustración por parte de los salvadoreños ante expectativas muy elevadas”, desde el proceso que se ha vivido desde 1992.

A su juicio, hay también otros hechos relevantes en la vida del país que despertaron esas altas expectativas: el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y la dolarización, entre otros.

Si uno lo ve desde afuera, añade, si bien se entiende esa frustración, también existe un país mucho mejor que hace 23 años y mejor que hace 15 años en muchos sentidos. Pero este sentimiento, dice, no es propio de los salvadoreños sino que está presente en toda América Latina.

“Hay un problema real de cierto agotamiento, crisis o frustracion con los regímenes de democracia representativa que hace que la gente sienta que no responde a sus necesidades o sus expectativas, la gente va y vota y resulta que los gobiernos eligen de un signo o del otro son más o menos iguales y entonces empiezan a estallar los escándalos”, dice.

Su lectura parte precisamente de su conocimiento de la realidad salvadoreña, y de su participación en el proceso de pacificación. De hecho, dice que parte de esa historia la incluye en su libro “Amarres Perros”.

Movimientos ciudadanos

Castañeda también tiene su lectura sobre los movimientos ciudadanos contra la corrupción que se están dando en países vecinos como Guatemala y Honduras, pero también en otros más lejanos del continente como Brasil.

Considera que eso es reflejo del hartazgo de la gente hacia la impunidad y la corrupción y la poca acción de los gobiernos para combatirla.

Pone de ejemplo su país, del que dice no es efectivo ni eficaz contra esos fenómenos. 

Pero aclara que no es que se trate de un fenómeno o problema nuevo, lo que ocurre, según dice, es que en México como en El Salvador u otro país, no que ahora haya más corrupción que antes, sino que ahora “se sabe” porque, como en el caso mexicano, “ahora hay una oposición, porque ahora hay medios de comunicación muchísimo más libres, porque ahora hay una sociedad civil mucho más organizada”, dice.

Pero para Castañeda, la presión ciudadana es relativa en países como México y se diferencia de las que se dan en Guatemala y Brasil, aunque sí le parece que hay conciencia e indignación, así como denuncias en la prensa.

Escenarios como Guatemala, Honduras, Brasil y otros en donde ciudadanos están expresando su descontento con las autoridades, cree que si bien son pasos bien importantes que la gente se movilice en contra de la corrupción, eso no quiere decir que con eso se esté erradicando la corrupción en estos países.

“Poco a poco vamos avanzando en la dirección por la que otros países han avanzado… formas de organización ciudadana, la sociedad civil es muy positivo pero no quiere decir que todas las expectativas de la ciudadanía les sean satisfechas, no sucede así”, dice Castañeda.