Su mejor amigo fue el asesino de su hija y rompió en llanto

Homicida confeso trabajó el viernes con el papá de la niña de seis años. ??l nunca se imaginó qué confabulaba

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El padre de la niña asesinada rompió en llanto en los tribunales al ver a su "amigo", como el asesino de su hija. Foto EDH / REN?? QUINTANILLAJosé Carlos Rodríguez Rivas fue enviado a la cárcel ayer. Ha confesado el homicidio de una niña de seis años en unos cañales del cantón La Pampa, en Tecoluca.

Por Jaime López sucesos@eldiariodehoy.com

2015-07-02 7:00:00

El papá de la niña, Jennifer Abigaíl, violada y asesinada el sábado anterior en Tecoluca, aún no se repone de la pérdida de su hija y mucho menos se resigna al saber que un amigo de su infancia haya llegado al extremo de arrebatarle a uno de sus tesoros.

Cerca de las 8:30 de la mañana, con media hora de anticipación, la Policía llevó a los Juzgados de Tecoluca al imputado, José Carlos Rodríguez Rivas, de 30 años, para que rindiera cuentas de su acusación ante el Juez Segundo de Paz de ese municipio.

Minutos después llegó el padre de la niña, quien dijo a los periodistas que su hija, ni él, le debían nada, “ni mi familia ni la familia de mi esposa le debía a esa persona”, indicó, para explicar que Rodríguez Rivas no tenía razón alguna para matar a la menor.

“Mi hija (una niña de 6 años) era tan inocente pero que se haga justicia, eso es lo que pido”, afirmó el ofendido poco antes de la audiencia.

Lo que más indignación ha causado en el padre de Jennifer Abigaíl es que el asesino es una persona muy conocida por él y le haya causado ese daño.

Esta situación quedó en evidenciada cuando el progenitor Santos Sebastián Ramos Amaya ingresó al corredor de los tribunales y se encontró por primera vez, después de los hechos, a ese ” amigo”. No era para menos, el padre en vez de arremeter con violencia contra el agresor , quien estaba sentado y esposado de sus manos, reaccionó entrando en una crisis de llanto.

El comportamiento de Santos Sebastián fue más de sentimientos por todo el sufrimiento, a pesar de que quien fingió en el pasado ser un “gran amigo”, ahora es el verdugo de su inocente hija.

“Yo lo creía mi amigo porque juntos anduvimos trabajando el viernes y jamás en mi vida se me cruzó algo así para mi niña, no me lo esperaba”, expreso con tono de defraudado.

Aclaró que la gran amistad con el sujeto no llegaba tanto como para frecuentarse en casa, sino por el hecho de ser residentes de la misma comunidad y trabajar juntos.

La gran inquietud en esta situación, es ¿qué fue en realidad lo que pasó? “No entiendo, no entiendo, se lo juro que no lo entiendo, nunca en mi vida esperé algo así”, respondió el padre.

Pero un hecho tan detestable vino a cambiar todo, dice el progenitor. “Nosotros somos pobres, pero éramos muy felices con nuestras niñas, pero el diablo me arrebató una de mis niñas”, reprochó el padre.

Cuando se le preguntó, cómo podría describir al asesino de su hija, respondió: “Yo lo conozco desde hace mucho, desde pequeño y nunca se me cruzó que le fuera hacer algo a mi niña”.

Afirmó que él nunca observó un comportamiento extraño que hiciera suponer lo que pasaría, porque no tenían mayor acercamiento, se veían de lejos “solo nos decíamos: ‘Hola qué tal, nos vemos, adiós'”.

Entre tanto, José Carlos, el imputado, quien respondió a algunas preguntas de forma escueta, insistía en que fue amenazado para perpetrar el asesinato. Aseguró que un grupo de sujetos lo puso boca abajo en el suelo y le dijeron que debía seguirlos a un cañal.

Pero la Fiscalía afirmó ayer que se corroboró esa versión con otras investigaciones de la Policía y se descartó que en el hecho hayan intervenido otros sujetos.

Con esa versión quedó descartado que hayan pandilleros implicados en el caso.

Pero, ¿se ha arrepentido de lo que hizo? Fue una pregunta que José Carlos no contestó, hasta en otro momento, y ante la insistencia de los periodistas, respondió: “Claro que me arrepiento”. Pero no quiso profundizar en las amenazas que le hicieron para matar a la niña, solo se limitó a decir: “Me obligaron a hacer todo lo que hice, ellos andaban armados y yo temía por mi vida y la de mi familia”.

Asegura que los sujetos le dijeron que “tenía que matar a la niña, quizás ya estaba muerta en ese momento. Ellos querían dinero, pero al oír los gritos del papá se fueron y me dejaron a mi con la niña”.

“Yo no le creo, la verdad de las cosas, que Dios sabe lo mejor, el hombre falla pero Dios no falla”, replicó el padre de la niña.

Niega que haya habido una rencilla personal, “ninguna, le juro que ninguna”.

“Yo espero que se haga justicia porque no les debíamos nada, no entiendo y me duele lo que hizo. Creo que voy a llevar en mi mente a mi hija hasta que muera, porque éramos bien felices, pobres pero bien felices”, respondió.

El padre y el hermano del imputado llegaron acompañarlo, se veían muy conmovidos por la acusación y se aferran a que es inocente.