La ola de violencia sigue cobrando vidas en la zona oriental del país.
Ayer, entre las 7:00 de la mañana y el mediodía, se cometieron al menos cinco asesinatos en diferentes municipios de Morazán, Usulután, San Miguel y La Unión, según las autoridades.
En los primeros 12 días de junio, 60 personas han sido ultimadas en estos departamentos.
La tranquilidad de algunos municipios de Morazán, que constantemente aparece en el listado de las zonas con menos asesinatos, se rompió en los últimos días.
En Guatajiagua, supuestos pandilleros asesinaron ayer por la mañana a Isaac Andrade, quien supuestamente había desertado de una mara.
Según informes de la Fiscalía General, en lo que va del año se han registrado 39 asesinatos en todo el departamento.
Mientras que en La Unión, la Policía reportó ayer dos asesinatos. En uno de los casos, Elmer Mancía Meléndez fue ultimado frente a la alcaldía de Conchagua, ante la mirada de decenas de ciudadanos.
La Policía no pudo capturar a los homicidas pese a que en la zona se hizo una amplio operativo de búsqueda.
Preliminarmente se supo que el hombre habría sido atacado porque anteriormente habría pertenecido a una pandilla.
En otro hecho, en el cantón Los Potrillos de Santa Rosa de Lima, varios sujetos abordaron un bus de la Ruta 364, que hace el recorrido de Santa Rosa de Lima y cantón Los Ranchos y asesinaron de varios disparos a María del Carmen Berríos Romero, de 54 años.
En el mismo ataque resultó lesionado Juan Pablo C. F., de 35 años, quien fue trasladado a un hospital de la zona.
La señora, según se supo, era comerciante. Las autoridades no informaron cuál pudo ser el móvil del asesinato.
Mientras que en San Miguel, las autoridades reportaron el homicidio de Juan Carlos Flores, de 36 años, quien fue ultimado en el cantón San Antonio Silva.
Por otra parte, en el municipio de Jiquilisco, de Usulután, fue encontrado el cadáver de Dina Raquel Del Cid, de 28 años.
La víctima fue privada de libertad por pandilleros el jueves anterior. Las autoridades informaron que la mujer esta semienterrada en una fosa clandestina del cantón Cruzadilla.
Los familiares de la mujer dijeron que ella no tenía vínculos con delincuentes y que tampoco había sido amenazada. Se desconoce por qué la asesinaron.