Proteger fuentes de agua requiere de unir esfuerzos

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Proteger fuentes de agua requiere de unir esfuerzos

Por Mariano Villatoro comunidades@eldiariodehoy.com

2015-06-16 9:00:00

Junio y julio son los meses óptimos para realizar cultivares de árboles en las cuencas y especialmente en los nacimientos de agua.

El agua nace en los bosques y no en el desierto. Esta realidad que nos brinda la naturaleza debe ser tomada muy en cuenta para conservar y enriquecer los nacimientos de agua. Los árboles son los canales naturales que tiene el agua lluvia para infiltrarse al subsuelo, la cual posteriormente enriquece las fuentes de agua superficiales.

Además los árboles evitan el recalentamiento de la superficie del suelo y evitan un alto porcentaje de evaporación, así como la erosión hidráulica de la capa superficial del suelo, de tal forma que disminuye el azolvamiento en las cuencas de los ríos o nacimientos de agua.

Los adecuados

Los árboles deben tener ciertas características para que hagan más eficiente su función, especialmente deben ser perennifolios, de raíz profunda y vertical, con enorme follaje y ramificación.

Óptimos ejemplos son carreto, volador, manzano rosa, leucaena, moringa, morro, pacún, mango, brasil, llama del bosque, carao, nance, cacao, paterno. También guayabo, magnolio, nim, cerezo, manzano rosa, gravileo, mangollano, ingas.

Para terrenos arcillosos y agrestes, quebracho, tamarindo, chaperno, marañón. Otras opciones son madrecacao, carreto, bario, y copalchi.

La realidad es que el agua nos viene cada invierno en cantidades industriales y en verano la necesitamos. Es frecuente observar reclamos por la falta del recurso y lo más doloroso, observar paisajes desérticos .

Esto es en función de causa y efecto de la despreocupación de cada uno de nosotros, que raras veces queremos dedicar un pequeño esfuerzo a ayudar a la naturaleza, sembrando árboles apropiados para mejorar nuestro micro clima, generar oxígeno, absorber carbono y fundamentalmente fortalecer la expectativa de tener agua en abundancia a mínimos costos.

Para lograrlo, solo debemos dejar salir nuestro espíritu visionario y velar por un ambiente mejor.

Si vivimos en la ciudad siempre tendremos parientes más allá de la frontera de la ciudad a quienes podemos motivar y ayudar a plantar árboles por su propio bien y como un deber existencial, tanto de ellos como los de la ciudad, pues el agua que consumimos es la misma. O sea la que se infiltra al subsuelo en el ciclo hidrológico.

Hace unos pocos años resultaba fácil beber agua en una cascada, la cual era gratis y muy pura hoy creemos que el agua pura solo existe embotellada y resulta muy cara.

Basta comparar cuanto se gastaba en agua hace 100 años y lo que gastamos actualmente. Es terrible que nos quejamos por el costo de la vida, sin hacer mucho por mejorarla. La solución está en cada uno de nosotros y no en las oficinas gubernamentales o en los organismos internacionales.

Basta sembrar árboles, para ayudar a la naturaleza.