Grandes obras de infraestructura no pasan de discursos

Licitación del puerto de La Unión ha fracasado después de tanto esperar

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El puerto de La Unión ha pasado de discurso en discurso, hasta llegar a la triste realidad de no encontrar empresa que se quiera hacer cargo de su operación. foto edh / archivoEl Aeropuerto Internacional no tiene la capacidad para recibir más visitantes. La visión debe enfocarse en ampliar la termi

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2015-05-29 8:00:00

Ha pasado un año desde que el presidente Salvador Sánchez Cerén señaló que la primera apuesta de su gobierno sería el desarrollo económico, a través de la inversión en infraestructura y con una visión enfocada en el desarrollo nacional.

Sin embargo, al culminar el primer año de gestión, importantes obras de infraestructura continúan estancadas.

El puerto de La Unión pasó 365 días más sin lograr que alguna empresa estuviera realmente interesada en su concesión, generando un millón de dólares en gastos mensuales para el Estado; el Aeropuerto Internacional de El Salvador aún no presenta un serio avance con la ampliación que han prometido; del aeropuerto Jagüey no se tiene información precisa sobre su construcción; El Chaparral ha quedado en el olvido y la presa 5 de Noviembre es la única obra que ha sido retomada y que se espera entre en funcionamiento en 2016.

Según lo ha señalado la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), la ejecución de obras de infraestructura adquieren relevancia dado su impacto positivo en el crecimiento económico. “La capacidad o incapacidad de los Gobiernos se pone a prueba, de manera especial, en el desarrollo de grandes obras estratégicas que bien pueden impulsar el desarrollo o conducir a un estancamiento económico y social”.

Pese a que la licitación del puerto de La Unión se ha venido postergando desde 2011, la falta de un compromiso serio ha hecho que solo en el último año se haya prorrogado hasta 4 veces su concesión.

El plazo para la presentación de ofertas sufrió ampliaciones en los meses de noviembre de 2014; y en enero, febrero y abril de 2015 y para esta semana el resultado final fue que ninguna empresa estuvo interesada en ofertar para que le entregaran la concesión.

Salvador Sánchez Cerén no asumió un compromiso con la licitación del puerto de La Unión, en su discurso de toma de posesión del 1 de junio de 2014, y esto hizo que pasaran los meses y que la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA) continuara dándole larga al tiempo y permitiendo que el Estado asumiera los costos del mantenimiento, que han llegado a sumar $11 millones anuales y que continúan siendo una carga.

Además de todos los gastos que implica mantener la terminal marítima, el tema del dragado también continuara representando un alto costo para el país.

El dragado o limpieza del canal de acceso del puerto de La Unión tiene un costo anual de $10 millones, según ha reconocido el presidente de CEPA, Nelson Vanegas.

Asimismo, desde 2011, el nuevo y moderno puerto de La Unión presenta fisuras en 11 lozas del patio de contenedores, en el área de carga y descarga del puerto, lo que puede significar gastos de mantenimiento y reparaciones adicionales.

La esperanza de que la terminal marítima pudiera funcionar en los próximos meses, se ha quedado en discursos del gobierno.

La falta de materialización del proceso de concesión ha imposibilitado que la zona oriental y el país en general, no cuente con este polo de desarrollo y que muchas inversiones se vayan a otras terminales marítimas de la región.

Aeropuerto sin novedades

Según los estudios presentados por representantes de Fusades, “a un año de haberse conocido el plan maestro para la ampliación del aeropuerto internacional de El Salvador (AIES), los avances que muestra la actual administración son escasos”, pese a estar planteada como parte de la política integrada de movilidad, logísticas, transporte, puertos y aeropuertos contenida en el plan quinquenal.

El 16 de diciembre de 2013, el Gobierno convocó a funcionarios, representantes de la empresa privada, organismos internacionales y cuerpo diplomático a Casa Presidencial para presentar el nuevo plan maestro del aeropuerto, pero a la fecha los cambios que ha experimentado la terminal aérea son de orden cosmético.

Entre los avances que ha tenido en el último año, se contabiliza el recarpeteo de la pista principal de aterrizaje, nuevos puentes de abordaje, la reparación de aires acondicionados y baños para el público.

La terminal aérea urge, desde hace mucho tiempo, una verdadera apuesta por la ampliación, ya que ha llegado a recibir hasta 2.4 millones de visitantes por año, cuando solo cuenta con la capacidad de recibir a 1.6 millones de personas.

El analista del departamento económico de Fusades, Pedro Argumedo, dijo sobre el desarrollo de la infraestructura salvadoreña, que el país tiene un gran potencial debido a su ubicación geográfica.

En su opinión, el Gobierno no ha invertido lo suficiente para convertirse en el centro logístico que dice que pretende ser. “Hemos invertido muy poco si quisiéramos ser un centro logístico”, dijo. “No hemos logrado aprovechar esa oportunidad”, agregó.

En cuanto a los anuncios realizados por el comisionado para la inversión y vicepresidente de la República, Óscar Ortiz, de reactivar otros dos aeropuertos del país (Aeropuerto en Ilopango y pista El Jagüey, en La Unión) no se ha hablado sobre el financiamiento para ambos proyectos y aún están en etapa de evaluación.

Matriz energética sin diversificarse

Entre las promesas del actual presidente también figura la generación de nuevos proyectos de energía para reducir el costos de esta para los salvadoreños. Sin embargo, con ejemplos como el hoyo de El Chaparral, donde se ha generado un gran gasto y no se tienen resultados, según lo ha indicado el economista Manuel Hinds, “se demuestra la gran incompetencia y una parte de la medida del desastre que hay en el país”.

El proyecto de ampliación de la presa 5 de Noviembre aunque continúa en proceso, se ha visto salpicado por diferentes escándalos que han retrasado el funcionamiento.

Con la falta de políticas serias para diversificar la matriz energética no solo la población se ve afectada, sino que también se le resta competitividad a la industria debido a los altos costos de la energía.