Al año, en promedio, 120 personas son diagnosticadas en el hospital nacional Rosales con leucemia (cáncer en la sangre), una enfermedad delicada que requiere del tratamiento inmediato.
En enero de este año, en el establecimiento sanitario se registraron 28 casos nuevos de la enfermedad, hay meses en que la cifra es menor y otras mayor.
Héctor Valencia, jefe del Servicio de Hematooncología, expresó que “sino se hace un diagnostico rápido y se comienza el tratamiento el paciente se muere rápido y algunas veces cuando comenzamos tratamiento igual se mueren”.
El especialista indicó que la leucemia avanza rápidamente y por eso es considerada una de las enfermedades más delicadas, la sobrevida a cinco años de que finalizo el tratamiento es del 20 al 30 por ciento.
Agregó que hace algunos años nadie sobrevivía a esta patología, en algunos países la sobrevida es mayor.
El hematólogo explicó que algunas personas fallecen porque inician tarde la terapia, otros porque se complican con otra enfermedad al momento de empezar el tratamiento o porque ya tienen una infección.
En el Rosales se usan los esquemas internacionales de medicamentos, en otros países hay terapias en etapa de prueba y trasplante de médula ósea.
Sin embargo, Valencia explicó que no todos los pacientes son candidatos a trasplantes, otros no tienen donadores y la mortalidad es alta, pero depende del país en el que se haga.
La radioterapia, un tratamiento que no está disponible en el sistema nacional de salud pública, se indica como profilaxis al sistema nervioso central o por infiltración de las células cancerosas al sistema.
En el Rosales se pone el medicamento a través del líquido cefaloraquídio, pero no es efectivo en todos los casos debido a que hay áreas afectadas que no están cercanas a donde circula el líquido.
Un 30 por ciento de los enfermos presentan infiltración de las células cancerosas al sistema nervioso central, este puede reducirse dependiendo del tratamiento de profilaxis que apliquen.
Valencia manifestó que durante la terapia hay células que se alojan en los testículos, en los hombres y en los ovarios en las mujeres y es cuando comienzan a crecer, debido a que la quimioterapia no entra al sistema nervioso central y se produce la infiltración; otros pacientes desde el diagnóstico presentan la complicación.
Este problema puede producir en la persona parálisis en los nervios craneanos, que se caiga el párpado, afectar el movimientos de los ojos y producir ceguera.