Casco de Panamá Viejo, un ejemplo en prevención

Experiencia panameña muy bien puede replicase en El Salvador, sobre todo en la capital

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En la ponencia se conoció cómo el Viejo Panamá se convirtió en un lugar turístico y de desarrollo social. Foto EDH / René Quintanilla.

Por Jaime López Violeta Rivas sucesos@eldiariodehoy.com

2015-01-22 7:00:00

Los altos niveles de inseguridad, la suciedad y el desorden imperante del centro histórico de Panamá fueron transformados en un verdadero destino turístico y comercial, gracias a la inversión privada y la coordinación de esfuerzos de los diferentes sectores sociales.

Ese fue el ejemplo que expuso ayer por la mañana, a empresarios y académicos, KC Hardín, uno de los principales participantes en la renovación de la ciudad capital de Panamá y que estima que muy bien se puede replicar en El Salvador.

El conferencista traído al país por el programa Soluciones ES, que agrupa varias organizaciones como la USAID, Fepade, Fusades, Funde, Glasswing y Fusal, despertó el optimismo de los salvadoreños.

El ponente Hardín es parte del Conservatorio S.A., una empresa dedicada a revitalizar hoteles históricos y proyectos de vivienda de interés social.

La firma es conocida mundialmente por su trabajo en la revitalización del Casco Viejo de Panamá, patrimonio de la Humanidad declarado por la Unesco.

El cambio que empezó a gestarse en 1997 a la vuelta de diez años no solo ha generado rentabilidad a los empresarios, sino que además ha creado un ambiente de colaboración y prosperidad para los habitantes.

Con esta experiencia alcanzada casi en la misma región, se pretende mostrar modelos y ejemplos de participación ciudadana y sector privado que puedan replicarse en el país y así contribuir a la prevención de la violencia.

Según Hardín, el centro de Panamá en 1997 estaba dominado por las pandillas, pero un grupo de personas visionarias no vio obstáculo para iniciar el trabajo que terminaría por cambiarle el rostro a esa ciudad.

Fueron varias acciones que partieron de un diagnóstico delincuencial y diversas reuniones para buscarle una solución a la deprimida capital panameña.

A los pandilleros se les ofrecieron caminos para integrarlos en la transformación de la ciudad. Luego de todo un proceso, esos grupos, que se caracterizaron por su peligrosidad, se integraron como guías turísticos y los cabecillas de pandillas se volvieron inversionistas”, afirmó Hardín.

Diez años después, los expandilleros ahora son propietarios de negocios, bares, representantes de grupos de guías turísticos y discotecas, entre otros establecimientos. Todos los negocios se desarrollan en convivencia con el sector privado del país, explicó.

“Lo importante es no excluir para revitalizar el centro histórico, haciendo un conglomerado de entes activos, tomando en cuenta a las pandillas (líderes y miembros) ofreciéndoles caminos para integrarse a la sociedad formal”, explicó.

La participación de las iglesias y otras instituciones ha sido importante en este proceso de cambio en Panamá.

“La idea es que la comunidad resuelva sus propios problemas, por eso es que hay mucha seguridad. Pero todos los proyectos son impulsados por la empresa privada”, dijo.

Del 85 % de los que se involucraron en el proyecto, el 70 por ciento se ha insertado a la vida productiva. Con estas acciones, en 10 años se vio que bajaron los niveles de delincuencia.

La fundación Calecanto ( de mujeres) es la que más intervención tiene en este proyecto y el que inició con proyectos en el casco. La Unesco entró a ayudar en la comunidad.

Tratar causas y síntomas a los niveles a los que existen: individual, grupo y comunidad.