Minsal dice que ya tiene medicinas para la leucemia

A los pacientes aún les dicen que "no hay"

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Yuri Lizeth Quevedo necesita reunir $1,100 para comprar la citarabina y la mitoxantrona necesarios para que su hijo WIlliam reciba un ciclo de quimioterapia. Foto EDH / LIlian Martínez

Por Ricardo Guevara Lilian Martínez servicios@eldiariodehoy.com

2015-01-30 8:00:00

No hay desabastecimiento de citarabina y la falta de vinblastina está resuelta. Así lo aseguró ayer el viceministro de Salud, Eduardo Espinoza al ser cuestionado sobre la falta de medicamentos para el tratamiento de la leucemia y otros tipos de cáncer en el hospital Rosales.

Horas después de esas declaraciones, los pacientes que necesitan tratamiento para la leucemia en el Rosales seguían recibiendo un papel con el teléfono de la droguería que los distribuye para que acudan a comprarlos… cuando consigan el dinero.

El desabastecimiento fue denunciado por primera vez a mediados de diciembre por el Sindicato de Médicos del Hospital Rosales. El lunes, el jefe del servicio de Hematooncología, Héctor Valencia, dio a conocer el caso de William Enrique Lemus de 14 años.

Él está hospitalizado desde el 14 de enero en el Rosales a la espera de que puedan darle un ciclo de quimioterapia. Para ello sus padres deben conseguir $1,100 para comprar la citarabina y la mitoxantrona que no hay en el hospital.

Según Valencia también faltan la vinblastina y la vincristina, para el tratamiento de otros tipos de leucemia.

Al respecto, Espinoza dijo ayer: “La vinblastina, ese caso está resuelto y estamos a la espera que nos los entreguen, al igual que la citarabina (…) los cuales no están desabastecidos ya que los tiene el Minsal”.

El funcionario agregó que en el caso de la nifedipina, un antihipertensivo, “se está en trato directo con la empresa y probablemente se haga una compra directa”.

Pero la lista de fármacos no es corta. También faltan: el rifuximab, para tratar la leucemia linfocítica crónica el metrotrexate; el velcade, la talidomida y el tamoxifeno, para otros tipos de cáncer, la globulina y los antitimocitos.

Héctor Valencia también es miembro del comité de medicamentos del Rosales y tiene una idea de por qué se llega al punto de carecer de fármacos tan vitales.

Según él, cuando llega el final del año los medicamentos comienzan a terminarse, “pero nadie se da cuenta”.

Cuando quedan pocos frascos, suena la alarma, “pero ya es un poco tarde”.

A esas alturas del año, en palabras de Valencia, “el hospital no tiene dinero y si tiene o le queda un poco lo van soltando así muy despacito”.

A finales de diciembre, cuando las droguerías están de vacaciones, se lanzan licitaciones, pero no llegan ofertas. ” Lo que hizo la dirección el año pasado fue estar comprando puñitos”, afirmó el médico.

El director del hospital, Mauricio Ventura, dijo esta semana que para solventar la falta de algunos medicamentos se había recurrido a “compras locales”. Sobre esa modalidad, Valencia tiene una observación y dos ejemplos: “Una compra local puede ser suficiente, pero cuando usted compra nada más para que deje de no haber, como pasó con este medicamento que se llama taridomida. Ya no había. Compraron un poco, pero no aguantó ni siquiera los primeros días de enero. Ahora ya no hay”.