El teniente José Arístides Figueroa, acusado de estafa, actos arbitrarios, venta y depósito ilegal de armas de guerra, quien era procesado pero en libertad, ayer fue detenido, según el Tribunal Quinto de Sentencia, para garantizar su presencia hoy en la lectura del fallo.
El Tribunal ordenó su arresto poco después de escuchar la declaración del testigo que propuso la Fiscalía, quien en su declaración involucró en el ilícito al militar.
El colaborador y cliente del militar, confirmó que días antes había recibido un cheque por cinco mil dólares, con el cual le devolvía los cinco mil dólares que pagó por un fusil AK-47 y que la Policía después, le decomisó por presentar irregularidades.
El testigo, quien tuvo serias dificultades para presentarse al juicio desde el miércoles y ayer por la mañana, relató el proceso que siguió para que Figueroa, quien fungía como asesor jurídico del director de Logística de la Fuerza Armada, le vendiera el arma ya matriculada.
El problema es que ningún salvadoreño puede comprar un arma de guerra con sistema de disparo por ráfagas y mucho menos legalizada.
La víctima relató que compró el fusil AK-47 porque quería defenderse de quienes lo estaban extorsionado en La Unión. Pero aún así, el negocio del arma se justificaba, dijo la Fiscalía. Figueroa conocerá hoy si es culpable.