Debaten un Plan Colombia contra inseguridad en el Triángulo Norte de C.A.

La exministra de Relaciones Exteriores de Colombia María Carolina Barco Isakson explica que el plan fue un éxito en el país suramericano.

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Carolina Blanco considera que un plan Colombia para la región es factible si hay un acuerdos entre los países y si se genera confianza entre la gente.

Por Gerardo Torres / @GerardoTots

2014-10-05 9:00:00

La reciente crisis fronteriza, en la que miles de niños centroamericanos llegaron a la frontera de Estados Unidos, ha suscitado una fuerte discusión en el país norteamericano sobre cómo combatir la inseguridad en el Triángulo Norte de Centroamérica para evitar que más gente huya de El Salvador, Guatemala y Honduras por miedo a ser víctimas de la violencia.

La llegada de más de 16,000 menores centroamericanos sin compañía a la frontera encendió todas las alarmas en Estados Unidos y los hizo preguntarse: ¿Qué infierno están viviendo en el Triángulo Norte de Centroamérica para que los padres decidan enviar a sus hijos solos? Muchos analistas consideran que si el grupo terrorista Estado Islámico no hubiera matado ciudadanos estadounidenses, entonces el combate al crimen en Centroamérica sería la prioridad, porque, sin duda alguna, es una amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos.

En diversos centros de pensamiento en Washington se ha empezado a discutir la idea de aplicar una especie de Plan Colombia en la región y no falta mucho para que alguna de estas instituciones le haga una propuesta al presidente Barack Obama. Estos centros tienen mucha influencia en la política estadounidenses y sus analistas trabajan con funcionarios de ambos partidos para elaborar las distintas políticas públicas. En esta ocasión, diversos especialistas tienen muy claro que la inseguridad en la región centroamericana amenaza la seguridad nacional de los Estados Unidos y no se piensan quedar de brazos cruzados ante esto. Un nuevo Plan Colombia es una opción real.

En este Especial sobre Plan Colombia, El Diario de Hoy ha conversado con cuatro personajes que provienen de ambientes muy diversos, pero que tienen opiniones muy influyentes y fundamentadas sobre el tema: la exministra de Relaciones Exteriores de Colombia bajo la presidencia de Álvaro Uribe, María Carolina Barco Isakson, nos habla sobre qué es Plan Colombia y por qué tuvo éxito en su país; el académico del Center for Strategic and International Studies (CSIS) Daniel Runde comenta la necesidad de que Estados Unidos se involucre más en combatir la inseguridad en la región y una especie de Plan Colombia podría ser una opción; el exministro de Hacienda de El Salvador Juan José Daboub explica por qué no cree que la región está lista para una especie de Plan Colombia; y el exdirector de la Oficina para la Reducción de Pandillas y Desarrollo Juvenil de Los Ángeles, Guillermo Céspedes, cree que un plan de este tipo no sería lo más idóneo para la región y propone una nueva estrategia en la lucha contra las pandillas.

¿Qué es Plan Colombia?

La exministra de Relaciones Exteriores de Colombia bajo la presidencia de Álvaro Uribe, María Carolina Barco Isakson, cree que sí es posible un Plan Colombia en Centroamérica, el cual debe ser en colaboración con México y Estados Unidos. Debe ser un plan a largo plazo y debe contar con mucho apoyo nacional. Además, es necesario que sea una política de Estado que incluya políticas de prevención, represión y rehabilitación.

¿Por qué lo considera así?

La excanciller reseña que Plan Colombia empezó en el 2000 con un acuerdo entre el presidente Andrés Pastrana y el presidente Bill Clinton, y continuó con el presidente Álvaro Uribe y el presidente George Bush.

Uno de los logros de Plan Colombia fue que desde el principio se consolidó como un plan bipartidista. Lo empieza un presidente demócrata, Bill Clinton, con un presidente conservador, Andrés Pastrana, y lo sigue un presidente republicano, George Bush, con un presidente liberal, Álvaro Uribe. También fue un trabajo bipartidista en el Congreso de Estados Unidos, apoyado por senadores y congresistas de ambos partidos.

En 1999, la estabilidad de Colombia estaba muy cuestionada y se hablaba de un “Estado fallido”. Los grupos guerrilleros, con recursos del narcotráfico, estaban tan fortalecidos que hacían temblar a las endebles instituciones colombianas. Plan Colombia nació con la idea de ayudarle a Colombia a combatir el narcotráfico como fuente de financiación de la guerrilla.

Hija del expresidente Virgilio Barco, María Carolina Barco explica que había tres principales áreas de trabajo en Plan Colombia: la lucha contra las drogas (con énfasis en fumigar las plantaciones de droga), el fortalecimiento de la justicia (agilizar los juicios) y programas de desarrollo económico.

La también exembajadora de Colombia ante Estados Unidos explica que en este tipo de apoyo, ambos países deben pensar que este es un proceso de largo plazo y no se puede tener una mentalidad cortoplacista. En el caso de Colombia, Barco especifica que la mayoría de recursos a la larga los ha puesto el gobierno local; sin embargo, los recursos que Estados Unidos proveyó al principio fueron vitales, entre éstos, un billón de dólares y aviones para fumigar las plantaciones de cocaína. En el caso de Centroamérica, parece poco probable que los gobiernos locales sean capaces de aportar los recursos que aportó el gobierno colombiano y existiría una mayor dependencia de Estados Unidos.

Otro aspecto clave para la financiación de Plan Colombia fue el impuesto al patrimonio que introdujo Álvaro Uribe al iniciar su presidencia, el cual fue aceptado por todos. “Las empresas entendían que sin seguridad el país no iba a ninguna parte”, añade Barco. Este fue un impuesto progresivo, el cual ha sido pagado principalmente por las grandes empresas y los grandes capitales. El dinero recaudado se destinaba a planes de seguridad específicos, por ejemplo, a equipar al ejército con chalecos antibalas, y se especificaba el precio y la cantidad, no había lugar para generalidades. Eran unos rubros muy claros donde se hacían unos informes para demostrar que esos fondos no iban para funcionamiento general, si no, el impuesto habría sido rechazado. En Centroamérica, el gran problema es que muchas personas consideran que sus impuestos son mal utilizados, es necesario que surja un líder, como Uribe, que genere confianza y que se especifique detalladamente adónde va el dinero.

Además, Barco considera que debe un acuerdo previo entre los tres países del Triángulo Norte para que la iniciativa tenga éxito. No obstante, la exministra de Relaciones Exteriores está convencida de que Colombia logró combatir el narcotráfico porque la gente se cansó de vivir entre tanta violencia. “Tras Pablo Escobar, el país se dio cuenta de que el narcotráfico es un peligro y toma la decisión fundamental de no convivir con el narcotráfico”, añade. En el caso de Centroamérica, parece que este cambio de mentalidad está tomando fuerza, es evidente que las personas ya no quieren seguir conviviendo con la violencia y muchas han decidido tomar la justicia en sus propias manos.

Plan Colombia también fue exitoso porque ofrecía opciones para las personas que quisieran abandonar el narcotráfico. Por ejemplo, si la gente dejaba de sembrar cocaína en sus tierras, se les daba opciones económicas. La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) impulsó muchos de estos programas de reinserción a la sociedad.

Barco explica que el presidente Uribe tenía una idea difícil de entender, pero que resultó efectiva: pagarle 2,000 dólares cada seis meses a algunas de las personas para que se queden en estas áreas libres de droga y las cuiden para que vuelva a crecer el bosque. El personal de Naciones Unidas iba a asegurarse periódicamente de que no hubiera droga en el sitio y luego se les pagaba a las personas. Eran más o menos 100 familias por territorio y si una rompía el acuerdo, no se le pagaba a ninguna. Por tanto, todos intentaban evitar que nadie rompiera el acuerdo.

Según Barco, las familias estaban felices, porque lo que más les afectaba era la violencia, los padres no querían que sus hijos fueran víctimas de la inseguridad. Ante todo, querían volver a una vida pacífica.