Las medidas para controlar la chikunguña son insuficientes

Dos especialistas analizan el comportamiento de la enfermedad. Uno opina que el problema radicó en que el zancudo no estaba controlado antes que entrara el virus del chikunguña al país, otro, que el sistema no ha sido capaz de controlar la epidemia y ha sobrepasado la capacidad

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Las medidas para controlar la chikunguña son insuficientes

Por Yamileth Cáceres nacional@eldiariodehoy.com

2014-10-13 8:00:00

Las medidas adoptadas por el sistema de Salud para controlar la epidemia de chikunguña no han tenido el impacto suficiente, opinaron los infectólogos, Iván Solano Leiva y Jorge Panameño.

En tan solo cuatro meses, los casos sospechosos de chikunguña sobrepasaron a los de dengue, reportados en todo el año, y el virus se propagó en el 96 por ciento de los municipios.

Los centros de salud lucen saturados y el Seguro Social tiene dificultades para superar las incapacidades, debido a la elevada cantidad de personas afectadas.

Hasta la fecha, la entidad ha otorgado cerca de $300 mil en concepto de personas a las que se les ha dado más de tres días de incapacidad.

Solano Leiva considera que la situación se les salió de las manos a las autoridades y se ha desbordado la capacidad del sistema.

“El hecho de que esto siga hacia arriba, que los índices larvarios no se logren bajar, eso significa que el sistema no ha logrado controlar esto y se les ha salido de las manos”, acotó el especialista.

Entre la semana epidemiológica 24 (del 8 al 14 de junio) y la semana 40 ( del 28 de septiembre al 4 de octubre) se notifican 46,996 casos sospechosos de chikunguña, mientras que entre enero y el 4 de octubre se reportan 44,940 casos sospechosos de dengue.

El ISSS registra 45,783 sospechas de chikunguña, según difundió ayer el director, Ricardo Cea, en una entrevista de televisión.

El 12 de septiembre, el subdirector del ISSS, Benjamín Coello, reconoció que los servicios estaban saturados, que la consulta en la Emergencia incrementó hasta en un 60 por ciento y que tenían subregistro.

Ayer, Cea también admitió que las capacidades de las instituciones se han sobrepasado y los centros del ISSS se han llenado.

Panameño manifestó que la cifra real debe ser superior a la reportada por el Minsal, debido a que hay muchas personas que no consultan.

Considera que la situación es alarmante y que estamos en una epidemia en pleno desarrollo, en la fase de aceleración, y que va a seguir aumentando.

“Esta enfermedad puede dejar secuelas en situaciones crónicas, sobre todo de artritis, y en la medida que aumente el número de casos, aumenta el riesgo de las secuelas y de las formas graves. Es alarmante porque pocos salvadoreños iremos a quedar libres”, expresó Panameño.

El infectólogo opinó que las medidas adoptadas son insuficientes y que debe apelarse a la formación de comités de barrio organizados por las alcaldías.

“La epidemia sigue su curso sin que, por el momento, algunas de las medidas realmente haya contribuido a frenarla. Uno sabe que una situación está en vías de controlarse cuando la velocidad y la diseminación de casos, comienza a disminuir, y cada vez hay menos nuevos casos. Todo evidencia que la velocidad con la que se producen los nuevos casos no ha sido disminuida en nada”, añadió Panameño.

En abril de este año, los pobladores del Cantón Zapote Abajo, en Ayutuxtepeque, comenzaron a sufrir de fiebres altas, dolores en las articulaciones, dolor de cabeza, ronchas en la piel y falta de apetito, en cuestión de una semana, los síntomas se habían esparcido entre los habitantes del cantón.

Pero fue hasta el 11 de junio que el Minsal dio a conocer que una extraña enfermedad febril estaba afectando a los residentes del Cantón Zapote Abajo y ese día, el viceministro, Eduardo Espinoza, descartó que se tratara del virus chikunguña, pero dijo que se enviarían las muestras al Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) en Estados Unidos.

“Por el comportamiento clínico se descarta chikunguña, aunque esperamos confirmación de los estudios”, declaró ante los medios de comunicación esa mañana.

Quince días después, el 26 de junio, las autoridades del Minsal confirmaron la presencia del virus en el país, cinco muestras, de seis tomadas a los habitantes del Cantón Zapote Abajo y analizadas por el CDC, dieron positivas al virus

Solano Leiva señaló que el Minsal no fue capaz de detectar la entrada de la enfermedad al país, que no fueron los médicos responsables de esa zona los que alertaron sobre la enfermedad, sino los mismos pobladores.

“El chikunguña nos entró y no nos dimos ni cuenta, es más, el sistema de Salud, a través de los Ecos (Equipos Comunitarios de Salud ), no pudo detectar los primeros casos de chikunguña”, manifestó el infectólogo.

Hasta el 4 de octubre, el 96 por ciento de los municipios del país, en concreto, 253, reportan casos sospechosos de la enfermedad, según el reporte del Minsal.

De acuerdo con el mismo informe, semana a semana, se notifican más personas afectadas, en las primeras cinco, después de detectar el brote, se notificaban menos de 200 casos por semana. En el siguiente mes llegó a los mil casos, luego tres mil, hasta superar los ocho mil en una semana.

Según el reporte de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), El Salvador es el quinto país en América con más casos sospechosos reportados y el onceavo con más pruebas positivas al virus.

Mientras que en Centroamérica, el país va a la cabeza tanto en casos confirmados como sospechosos. Las autoridades del Minsal, en varias ocasiones, han dicho que las estadísticas reflejan que El Salvador tiene un buen sistema de vigilancia sanitaria.

Panameño expuso que hay que cuestionar por qué si el virus llegó a El Salvador procedente de República Dominicana y en la misma época, a los Estados Unidos y a España, en esas naciones no causó el mismo impacto que en este país, ni en el resto de Centroamérica.

“La situación es que el mosquito estaba fuera de control aquí, antes de la llegada del chikunguña”, acotó Panameño.

En el país, 12.5 % de casas tienen criaderos de zancudos, es decir, casi 13 de cada cien. Pero en departamentos como San Salvador hay larvas, en 25 de cada 100 hogares, en Usulután 15, en la Paz 14, entre otros.

Solano Leiva recuerda que lo aceptable para tener el problema controlado es que el índice larvario sea de cuatro por ciento, es decir, que en cuatro de cada cien casas hayan criaderos, pero en el país todos los departamentos reportan un porcentaje mayor.

“El hecho de que todavía se siguen teniendo altos índices larvarios, no se está logrando un adecuado control de vectores”, acotó Solano Leiva.

De acuerdo con el especialista, entre las causas se encuentra la delincuencia, que afecta tanto a los trabajadores de la salud como a los pobladores que en algunos casos se niegan a abrir las puertas de las viviendas, y el hacinamiento que existe. Aún falta educación.

Solano comentó que la enfermedad tiene impacto económico tanto por los recursos que se están empleando en la atención, en otorgar incapacidades y en la disminución de la productividad de las empresas.

Además, una parte de los afectados está quedando con dolores articulares crónicos.