Medellín bajó violencia con atención a la pobreza

Experto propone la exitosa estrategia colombiana para reducir el alza criminal en El Salvador

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Jorge Melguizo aseguró que Medellín logró superar una violencia 27 veces mayor que la de El Salvador Foto EDH / César Avilés.

Por Jaime López sucesos@eldiariodehoy.com

2014-10-02 8:00:00

Una de las claves para contrarrestar la escalada de violencia, en cualquier nación, es enfocar todos los esfuerzos posibles del Gobierno Central, municipalidades, organismos no gubernamentales (ONG) y empresa privada, a las comunidades, colonias y barrios más pobres de un país.

Ese fue parte del concepto que el experto en reducción de conflictos y exasesor de la alcaldía de Medellín, Jorge Melguizo, compartió ayer con empresarios y académicos de El Salvador, en una conferencia organizada por Fundemas.

Bajo el lema: “si en Medellín se redujeron los niveles de violencia, en El Salvador también es posible”, Melguizo incentivó a los asistentes a no bajar la guardia en la lucha por la reducción de la violencia.

El ponente explicó que los niveles de criminalidad en esa ciudad eran 27 veces más altos que los registrados en El Salvador en los últimos años.

Antes de impulsar las intervenciones en el 2012, las autoridades forenses y policiales de esa ciudad colombiana, amanecían con 40 asesinatos diarios, cifra que se mantuvo en los últimos 20 años.

Esos hechos hacían que la tasa de homicidios fuera de 381 muertes violentas por cada cien mil habitantes, y más de 6,000 asesinatos al año en una ciudad con 2.5 millones de habitantes.

Esos datos ponían a Medellín, Colombia, en la primera de las 50 ciudades más violentas de Latinoamérica. Ahora, esa posición se la disputa Honduras y Caracas, Venezuela, explicó.

Pero, ¿cómo reducir drásticamente los homicidios en una ciudad dominada por el narcotráfico, la pobreza y la falta de oportunidades?

La respuesta significó el esfuerzo de todos los sectores como las universidades, las ONG, la cooperación internacional, la alcaldía y el gobierno central.

Todos, desde su condición, se incorporaron a proyectos de cultura, convivencia y educación.

“Se necesitaba un país que se cultive, no que se concentre, se requería un país con mejores instituciones para cerrarle las puertas al narcotráfico, a la guerrilla, a los paramilitares, a la delincuencia”, afirmó Melguizo.

“Los cárteles de la droga tienen una habilidad para juntarse entre ellos, de trabajar articulada e integralmente, por lo que nosotros también debemos trabajar de la misma manera, para contrarrestarlos”, detalló el expositor.

Para que un país supere la crisis social, señaló, hay que fomentar a la clase media con mayores oportunidades, con inclusión y con equidad.

“Yo no me siento seguro en una ciudad que veo llena de policías, lo que pienso es, cómo será de insegura esta ciudad para que haya tanto policía”, se preguntó.

Para contrarrestar el clima de violencia en una ciudad se necesita más que policías, (se necesitan) centros de convivencia, más centros educativos, espacios de aprendizaje, arborización, iluminación, transporte público y parques seguros donde se vea reflejado el Estado”, explicó.

También demanda de campañas de natalidad y educación sexual para evitar el embarazo no deseado en niñas y adolescentes.

“Lo hay que hacer ahora, con los niños de hoy, para que dentro de 20 años no tengan intención de ser de maras”, subrayó.

En ese sentido, Melguizo afirmó que para implementar los programas en su ciudad se aprendió del programa “Chile solidario”, donde se desarrollaban iniciativas como jardines solidarios en los barrios más pobres, para atender niños por maltrato, evitando así que fueran presa fácil de la delincuencia.

Las inversiones en mejoramiento urbanístico, educación, reconversión de barrios marginales por edificios multifamiliares y recuperación de espacios abandonados fueron, también, parte de la transformación de la ciudad colombiana.

En Medellín, hace seis años se volcó la atención a los barrios más complejos por la violencia y con mayor demografía para dejarlos como zonas integradas en las que dan ganas de ir a vivir.

En esos sitios, ahora, hay centros de convivencia, bibliotecas públicas abiertas de las 7:00 de la mañana a las 4:00 de la madrugada del siguiente día.

Se desarrollaron obras de bien social con inversión en alianzas de asocio público privado.

Gracias a esa visión, Medellín cuenta con transporte ágil y seguro, uno de ellos es el metro cable que despejó la red vial de la ciudad, dejando espacio a la instalación ordenada de zonas comerciales para mayor movilidad de las personas.

“Se constituyó el mejor transporte público para los barrios más pobres”, enfatizó.

Las zonas abandonadas, utilizadas como basureros a cielo abierto, fueron convertidas en atractivos parques, canchas multideportivas y sitios de recreo y esparcimiento.

“Creo que la clave de inseguridad en Colombia no se solucionaba solo con policías, sino estructuralmente, con proyectos sociales, educativos y culturales”, puntualizó.

Una de las iniciativas fue intervenir articulada e integralmente los barrios más golpeados por la pobreza. Fue importante, en ese esfuerzo, haber estado convencidos de que se podía salir de ese abismo.

Melguizo afirmó que en el país hay buena receptividad de las autoridades, las universidades, los gremios empresariales y de los jóvenes, quienes han mostrado interés por conocer el proyecto.

En esta lucha no caben las ideologías ni de izquierda ni de derecha, sino todas las experiencias de la sociedad civil, sectores privados, universidades, así como todas las posiciones políticas e iglesias.

Se debe comenzar por formar personas, organizaciones y gobiernos para que se enfrenten a los problemas técnicos para diseñar mejores proyectos de juventud e infancia.