“Viernes negro” dejó récord de 38 muertos y ayer 15

descripción de la imagen
Viernes negro dejó récord de 38 muertos y ayer 15

Por Jorge Beltrán Luna nacional@eldiariodehoy.com

2014-05-24 7:00:00

El viernes anterior El Salvador registró 38 asesinatos, según cifras oficiales, una cantidad récord en la ola de criminalidad que desde hace varios años azota al país.

Entre los 38 asesinados están seis hombres que trabajaban reparando barcos en un sector de la bahía de Jiquilisco, en Usulután.

Las víctimas han sido identificadas como los hermanos Benedicto Jonathan, Luis Alfredo, y Jaime Abel, todos de apellido Chévez, de 24, 22 y 20 años, Eduardo Asaid Ramos Turcios, de 23, Óscar Arnulfo Herrera, de 21, y Éver Asael Rodríguez, de 58.

Este último era pastor de la Iglesia Bautista Independiente de Puerto El Triunfo, según explicó uno de sus hijos.

Todos desaparecieron desde el jueves cuando regresaban de su trabajo en Prestomar, una empresa usada como embarcadero en Puerto El Triunfo.

Ayer, en esa ciudad se vivía otro día más de dolor por las seis víctimas y otras tantas que han sido asesinadas este año.

“Si me pide que le defina cómo eran esas personas, se lo digo en una palabra: ejemplares”, dijo ayer un habitante del barrio San Rafael, donde vivían cuatro de los seis desaparecidos.

Sus familias estaban, hasta ayer al mediodía, a la espera de que extrajeran los cuerpos de una fosa localizada en un terreno boscoso de la hacienda La Carrera, en Usulután.

Al final de la tarde, el criminalista forense de la Fiscalía General de la República, Israel Ticas, recuperó finalmente los cadáveres de los seis hombres.

De acuerdo con parientes de las víctimas, que estuvieron presentes en la recuperación, los seis trabajadores fueron asesinados con machete. Eso era lo que se evidenciaba a simple vista, dijeron.

Los cuerpos fueron encontrados enterrados en una zona de la hacienda La Carrera, caserío El Mapachín, del cantón San José, en el municipio de Jiquilisco, Usulután.

Los parientes estaban impacientes y renegaban por el atraso. “Si de todas maneras ni agarran a los asesinos, ya los deberían de sacar y acabar con esta amargura”, dijeron algunos.

Más de una docena de familiares de los desaparecidos, pasaron la noche del viernes en el lugar donde, desde el jueves, hallaron la fosa que se presumía contenía los cuerpos de los hermanos Chévez y del resto de trabajadores de la empresa pesquera.

Sin una hipótesis clara

Ayer sábado, decenas de policías protegían la zona del hallazgo y varios detectives entrevistaban a familiares de los desaparecidos.

Mientas tanto, vecinos de Puerto El Triunfo comentaban la tragedia y criticaban a la Policía Nacional Civil (PNC) por no contrarrestar los altos niveles de inseguridad que se viven en la zona, por el accionar de la pandilla 18 y la mara Salvatrucha (MS).

Un vecino aseguró que en el año, ya hasta perdieron la cuenta de cuántos asesinatos han ocurrido en el municipio.

“Imagínese que solo en la ciudad hemos conocido de 12 personas desaparecidas. Hay familias de esos desaparecidos que se han ido de la noche a la mañana, por temor”, indicó un hombre, a quien esta semana le mataron un familiar.

Pese al despliegue policial y a la alarma social que ha generado el caso, las autoridades no tienen claro qué pudo motivar el asesinato de los seis hombres.

Es más, aún no se atreven a decir si fue una acción de alguna de las pandillas puesto que el sector donde se supone que están los seis cuerpos, es una zona de presencia tanto de la 18 como de la MS.

Parientes y vecinos niegan que alguno de los jóvenes haya estado vinculado a algún grupo criminal y por eso descartan esa posibilidad.

Sin embargo, la Policía ha dicho que uno de los jóvenes, sin especificar quién, estuvo vinculado a una pandilla.

“La Policía para justificar los asesinatos, a veces dice cosas sin sentido”, dijo con tono de indignación, una vecina de los desaparecidos.

Los seis trabajadores salieron juntos del trabajo el jueves, entre las 5:30 y 5:40 p.m., a bordo de tres motocicletas, de las instalaciones de Prestomar, un recinto donde estaban reparando el barco pesquero San Miguel.

Ayer entre familiares y conocidos de las víctimas se especulaba que el móvil tal vez hubiese sido el robo, pues creían que ese día, los seis habrían recibido el pago por su trabajo.

Sin embargo, la Policía descartó que los obreros llevaran dinero producto de su salario, pues ese día la propietaria del barco que estaban reparando, no se presentó al embarcadero, afirmaron.

“Eran cipotes humildes. Ya tenían tiempos de trabajar aquí y nunca les vimos algo malo. El señor tenía como tres semanas de estar viniendo a trabajar, haciendo soldaduras en un barco, lo había traído uno de los tres hermanos (Chévez). Era pastor evangélico”, indicaron las fuentes.

Jóvenes tenían un solo vicio

El pastor evangélico tenía pocos días de estar yendo a trabajar al embarcadero de lo que antes fue Prestomar.

Prestomar era una compañía que se dedicaba al procesamiento industrial de camarones y langostinos pero que desde hace varios años cerró y ahora solo es ocupada como embarcadero por barcos pesqueros particulares, según explicaron los testigos.

Uno de los hijos del pastor asesinado explicó que hace pocos días le preguntó a su padre, quiénes eran los tres hermanos Chévez, uno de los cuales lo había contratado.

“Yo le pregunté quiénes eran ellos, porque yo los dejé de ver cuando estaban pequeños, entonces, como la gente cambia, yo quería saber con quiénes andaba mi papá”, aseguró el joven.

La respuesta que su padre le dio le bastó para sentirse confiado. “El único vicio que tienen es que son trabajadores”, le dijo.

Los hermanos Chévez, según vecinos, eran buenos para hacer trabajos de carpintería.

Pero al parecer, también sabían trabajar muy bien la fibra de vidrio, los vecinos dijeron que más que hacer trabajos de carpintería, los jóvenes se encargaban de hacer reparaciones en fibra de vidrio a diferentes embarcaciones.

Además de reparar barcos, también eran “guardieros”, dijeron las fuentes, de varios barcos. Esto quiere decir que cuidaban alguna embarcación, cuando los contrataban para ello. Entre tanto, el oficio del pastor evangélico era soldador.

El hombre que quedó sin hijos

Ramón Chévez, el hombre que perdió a sus tres hijos, se pasó la noche en vela, ayer, entre cañales y huatales de la hacienda La Carrera.

Según cuentan sus parientes y amigos, apenas probó comida el viernes anterior.

Fue hasta ayer en la mañana que por ruegos de los suyos se que durmió un rato y se bebió un café para desayunar.

Ramón dijo el viernes anterior que “le habían jodido la vida”. Y cómo no, si entre los seis muertos, tres son sus hijos, los menores, los únicos que le quedaban aquí, porque tiene dos más, pero están en Estados Unidos, explicaron algunos vecinos.