SANTA ANA. La Agencia de Cooperación Japonesa (Jica) impulsará la elaboración de los dulces acitronados (típicos) mediante el programa “Un Pueblo, Un Producto”, una estrategia de desarrollo local y que tiene su fundamento en el trabajo de las comunidades.
“Cada pueblo tiene un producto y el nuestro va a ser el dulce acitronado, el cual es originario de Santa Ana”, dijo la encargada de la oficina de turismo de la municipalidad, Cecibel Lau. En Santa Ana únicamente hay cinco familias que se dedican a la producción del dulce acitronado.
“Es una tradición, una receta que se pasa de generación en generación y por eso no cualquiera lo aprende”, dijo Lau.
Entre las primeras actividades que prevén impulsar en la ciudad para promover este producto será un concurso de las dulcerías santanecas.
La actividad se desarrollará en el marco de sus fiestas patronales, que se realizan en julio.
La también concejala añadió que paralelo al dulce acitronado buscarán impulsar a los productores de calzado artesanal, prendas teñidas en añil y otras artesanías.
El ministro de Economía y presidente de la Comisión Nacional de la Micro y Pequeña Empresa (Conamype), Armando Flores, aseguró que el programa en el país ha dado avances significativos en el desarrollo de algunos municipios.
“En el caso de El Congo, con la ruta de El Tabudo, ha habido un incremento del 50 % de las ventas de las micro y pequeñas empresas”, dijo.
Además destacó el incremento en la producción del jocote barón rojo en San Lorenzo, Ahuachapán.
Mientras que en Santa María Ostuma la actividad comercial de frutas se elevó en un 15 %, agregó.
Las declaraciones fueron brindadas en Santa Ana durante la inauguración del seminario “Promoviendo desarrollo local en Latinoamérica mediante adaptación del movimiento “Un Pueblo, Un Producto”, donde participaron once países.
Autoridades del Jica aseguraron que el país es uno de los que han reflejado mayor avance a través de esta estrategia, por lo que fue seleccionado como anfitrión de este encuentro regional.
Un experto japonés dio a conocer las experiencias de Malawi y Tailandia, las que pueden beneficiar el proceso de transferencia del modelo en Centroamérica y República Dominicana.