Alfombras, tradición que se niega a desaparecer

En Sonsonate, la solemnidad de la Semana Santa no solo se limita a las procesiones, sino que se extiende a las calles, a través de las alfombras. Los creadores buscan patrocinadores para sufragar los gastos en que incurren, que a veces son varios miles

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Flores y hojas naturales son los insumos más utilizados para las creaciones. Foto EDH / Archivo

Por Cristian Díaz nacional@eldiariodehoy.com

2014-04-16 7:00:00

SONSONATE. Los residentes de la colonia Sensunapán y el barrio Veracruz, en Sonsonate, se caracterizan por el fervor religioso que demuestran durante la Semana Santa, a través de la elaboración de alfombras el Lunes Santo y durante el Santo Entierro, respectivamente.

Son cientos de personas las que llegan de otros lados para apreciar las creaciones que hacen los habitantes de estos sitios y cuyos preparativos inician hasta con varias semanas de anticipación.

Aunque es en el barrio Veracruz donde las personas se ordenan para realizar una sola alfombra que alcanzan los 350 metros de longitud por todo lo ancho de la calle.

Similar situación se vivía en la Sensunapán donde la alfombra alcanzaban las cinco cuadras. Sin embargo, malentendidos económicos generaron que desde hace cinco años cada familia haga su propia creación.

Ahora, son unas ochenta alfombras las que se hacen en doce cuadras de la colonia.

Uno de los habitantes de este sitio, Ricardo Reyes, expresó que comenzaron a crear alfombras desde 1993. En la primera ocasión invirtieron mil colones ($114.28) que fue reunido a través de colaboraciones de residentes de la zona, empresas y personas en el extranjero.

Otro residente, Cristian Catalán, lamentó que la colonia ya no se organice para crear la alfombra aunque resaltó los esfuerzos que cada familia hace para mantener dicha costumbre.

“Siempre las tradiciones pasan poco a poco. (Ahora) cada quien hace su alfombra”, dijo.

Berta Alicia Reyes, de 81 años, es una de las personas que hace su propia alfombra en la intersección de la 6a. Avenida Sur y pasaje Sensunapán.

Relató que ocupa los seis metros de ancho de la calle por siete metros de largo.

“Yo me regocijo en esperar al Señor de esa forma. Yo le digo al Señor que cuando esta alfombra ya no esté aquí es porque ya me desteñí (fallecí)”, bromeó.

Agregó que son $250 los que gasta en la creación, que es elaborada de pintura de aceite.

“Muchas personas han dejado de hacer alfombras; aquí mucha gente se está desnivelando”, dijo la octogenaria.

Rolando Martínez, del barrio Veracruz, expresó que ellos utilizan $2,500 para su creación

“Lo que cuesta es conseguir el dinero para los gastos, ese es el problema. En otras colonias por eso han fracasado porque no hay suficientes patrocinadores”, dijo el encargado de esta tradición en el barrio.

Hace 26 años, cuando inició la iniciativa, solo era una pequeña alfombra la que se elaboraba en el Veracruz.

Martínez no recuerda con exactitud cuándo se extendió a los 350 metros; pero fue debido a la cantidad de personas que comenzaron a colaborar para su elaboración, entre las ayudas económicas y la mano de obra.

Actualmente, son 58 personas las que participan y que comienzan a trabajar desde el jueves a las 11:00 de la noche con la demarcación de los bocetos. Su elaboración termina a las 6:30 de la tarde del Viernes Santo. El Santo Entierro pasa por el lugar hasta las 9:00 de la noche.

“Esto se hace a base de amigos”, reconoció Martínez ante las largas horas que deben de trabajar para continuar esta tradición.

La creación implica la adquisición de 50 libras de colores, treinta quintales de sal, reglas, 120 cartoncillos, brillantina y cinco quintales de harina de arroz, entre otros materiales.

A eso se suma la alimentación y los refrigerios que le dan a los colaboradores.

Martínez expresó que es el Segundo Viernes de cuaresma cuando empiezan a buscar patrocinadores.

“Tratamos la manera de mantener la tradición porque cuando estaba cipote hubo un encargado que la dejó y no se hizo la alfombra como por tres años (a partir de 1985)”, relató Martínez quien tiene siete años de estar como responsable.

Mientras que José Córdoba tiene 20 años de dedicarse a elaborar los dibujos que se plasman en la alfombra.

Este año representarán la cultura sonsonateca, donde incluirán la alcaldía de la cabecera, el volcán de Izalco, las palmas de coco y el ferrocarril, entre otros elementos.

“Lo que queremos es llevar un mensaje de paz y armonía en conjunto con la comunidad”, reflexionó.

Mirna Orellana, quien presta su vivienda para guardar los materiales a usar, reconoció que es un sacrificio el que hacen las personas que participan en esta tradición ya que deben de soportar lo fuerte del sol mientras están trabajando, al igual que el desvelo. “Muchos se vienen hasta sin comer”, dijo la señora.