Violencia se cobra la vida de un viverista y un guardarrecursos

Uno fue asesinado en isla Tasajera y otro en los alrededores del volcán de Santa Ana

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Zona volcanes Izalco e Ilamatepec.

Por Lilian Martínez lilian.martinez@eldiariodehoy.com

2014-03-13 8:00:00

La violencia no distingue. Esta semana, en su ceguera, se cobró la vida de dos salvadoreños que habían dedicado varios años a conservar los recursos naturales del país.

En hechos distintos, el viverista Jorge Alberto Flores Barahona, de 27 años, y el guardarrecursos Jacinto de Jesús Martínez, de 36 años, perdieron la vida.

El primero trabajaba en isla Tasajera junto a la Fundación Zoológica de El Salvador (Funzel) en el programa de conservación de tortugas marinas; el viverista se dedicaba a la reproducción de tortugas marinas.

Él había denunciado, ante la Policía, un asalto cometido contra su madre. Aparentemente, los asaltantes, una vez en libertad, decidieron vengarse.

El martes, en la página de Funzel en Facebook, se publicó la fotografía de Flores Barahona y se podía leer: “En este país con tantos asesinatos, en algún momento tenía que llegar a alguno de los nuestros, fue Jorge. Siempre compartiremos tú alegría y esfuerzo para la conservación de la naturaleza. No dejaremos caer Isla Tasajera en manos de los violentos, no dejaremos sola a la comunidad en estos momentos difíciles, solicitamos apoyo para esta comunidad que, el año pasado, vio nacer a casi de 90,000 tortuguitas…”.

El asesinato de un colaborador

En un segundo hecho violento ocurrido el martes, Jacinto de Jesús Martínez murió luego que desconocidos intentaran asaltar el pick-up donde viajaba como pasajero rumbo a su casa, ubicada en el cantón Potrero Grande de Santa Ana.

Nelson Arévalo, gerente de Áreas Naturales Protegidas y corredor biológico del Marn, explicó que el asalto ocurrió en la calle principal del cantón Calzontes Arriba, frente a una finca cafetalera aledaña al volcán de Santa Ana. “Según Medicina Legal, falleció a las 9:10 de la noche”, detalló.

Martínez trabajaba como guardarrecursos en el área natural protegida Complejo Los Volcanes, le sobreviven su esposa y dos hijas, una de tres años y otra de 14.

Tras esta muerte, en dicha área natural quedan ocho guardarrecursos. Como parte de su trabajo, estos hacen llamados preventivos a las personas que son sorprendidas extrayendo recursos de la áreas naturales protegidas. A veces, eso les genera antipatías y hasta amenazas.

Cuestionado sobre si en algún momento Martínez reportó haberlas recibido, Arévalo dijo que no. “Pero sí se recomienda que los visitantes coordinen visitas con la Policía de Turismo en Santa Ana”, aclaró.

Como todo guardarrecursos, el trabajo de Martínez consistía en llevar a cabo patrullajes, impartir educación ambiental en las escuelas, atender a los visitantes y prevenir incendios.

El herpetólogo Vladlen Henríquez lo recuerda como una persona colaboradora y ávida de aprender, que se sabía todos los nombres científicos de los anfibios, los reptiles, las aves y los mamíferos del sector Los Andes del parque Los Volcanes.

Lo conoció en 2002, cuando le sirvió de guía y le ayudó a buscar anfibios y reptiles para una investigación de Salvanatura y el museo Peabody de la Universidad de Yale.

Al año siguiente, le ayudó a encontrar anfibios y reptiles, esta vez para su tesis de grado. Martínez también colaboró con él en diferentes estudios realizados para Salvanatura entre los años 2006 y 2012.

Además, ayudó a otros investigadores, entre los que Henríquez recuerda a: Luis Girón, Melissa Rodríguez Girón, Victoria Galán, Leticia Andino, Roselvy Juárez, Óliver Komar, Wálter Chacón, Karla Lara y Xiomara Henríquez.

El herpetólogo afirma: “Habíamos cosechado una buena amistad y siempre chistábamos por algo curioso que él tenía: capturaba con sus manos las víboras que habitan en la zona y no les tenía miedo; pero a las ranas de ojos negros que habitan en el parque les tenía terror. A pesar de que eran inofensivas. ¡Hasta temblaba solo de saber que íbamos a buscarlas! Es una gran pérdida la que se ha tenido”. Desarmados y con bajos ingresos, viveristas como Flores Barahona y guardarrecursos como Martínez llevan a cabo una labor titánica.

Ambientalistas y biólogos esperan que las comunidades donde ambos trabajaban reciban la atención de las autoridades, para evitar la muerte de más ciudadanos honestos y de más defensores de los recursos naturales.