Chantusnene, una escuela con ayuda insuficiente

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La infraestructura no es suficiente para los cerca de 380 alumnos que tiene el centro escolar. Una de las alternativas es recibir clases en el patio. Foto EDH / Ericka Chávez

Por Marielos Ramírez comunidades@eldiariodehoy.com

2014-03-22 8:00:00

La sombra de un frondoso árbol acoge a un grupo de niños del centro escolar Cantón Chantusnene, en San Juan Opico. Así es el día a día de cerca de 27 alumnos que reciben sus clases en el patio.

Ellos son de quinto grado. Con papel y lápiz en mano intentan escribir la respuesta a la pregunta que les hizo su profesora: “¿Qué es lo que más les gusta y lo que no les gusta de su escuela?”.

Pero es difícil concentrarse, ya que a pocos metros, otro grupo de niños juega un partido de fútbol. Los gritos y las risas les roban la atención.

Aunque el clima es fresco por las mañanas, los pequeños resienten las condiciones en las que desde hace dos años reciben clases.

“Hay que estar echando agua para que no se levante el polvo, y estar afuera nos desconcentra”, opinó Katherin Tobías, de quinto grado.

Las afecciones en la garganta debido al polvo son parte de los problemas que enfrentan los pequeños.

“Este año está otro grado afuera porque las matrículas aumentaron”, explicó la directora del centro educativo, Claudia Rodríguez.

En 2013 se matricularon cerca de 250 niños, este año se inscribieron 80 más, según los registros de la escuela.

El proyecto de educación inicial para la primera infancia, que empezó en 2013, es una de las razones por las que ha aumentado la matrícula. En este grupo se encuentran niños desde recién nacidos hasta tres años y medio, y embarazadas.

“Este año ha crecido considerablemente (educación inicial), es por ello que preferimos tener a los más pequeños en las aulas, aunque no cumplen con las condiciones, pero están adentro”, aseveró.

Por eso las aulas se han vuelto insuficientes, según Rodríguez. Esta situación ha obligado a las autoridades de la institución a ingeniárselas para que sus alumnos no dejen de recibir clases. Por ejemplo, los estudiantes de cuarto, sexto y quinto grado sacan los pupitres o las mesas, en algunos casos, a un pequeño corredor.

Las paredes deterioradas y los techos dañados de las aulas son otro problema con el que tienen que lidiar. Pero este se agudiza cuando llega el invierno. “El agua se mete, los niños se mojan, no podemos dejar material didáctico porque se arruina”, explicó la directora.

La promesa de que en agosto iniciará la construcción de un aula para parvularia es un respiro para Rodríguez; aunque no soluciona todos los problemas de la institución que cuenta con educación inicial, básica y parvularia, dijo.

“(El Ministerio de Educación) nos ha dicho que en agosto comienza una reconstrucción, tendríamos unas aulas más, pero no contempla toda la necesidad, porque quedarían niños siempre afuera”, acotó.

Rodríguez aseguró que el Mined les ha ayudado para que una institución les “reconstruya la escuela”. Pero debido a las necesidades que enfrentan, enviaron una solicitud para que en el proyecto se incluya la construcción de dos aulas más y un muro en el costado derecho del centro educativo. La ayuda que recibirán solo contempla la construcción de un aula.

No obstante, desconocen si el monto destinado para la obra alcanzará para lo que han solicitado.

La educadora dijo que la edificación del muro perimetral es urgente, ya que los niños juegan a unos cuantos metros de una quebrada, incluso muchos padres de familia han cambiado de escuela a sus hijos debido al peligro que esta representa.

“La mayoría de niños se están yendo a la parvularia de San Juan Opico. Cuando preguntamos por qué van ahí teniendo una escuela acá (cantón Chantusnene), lo que expresan es que hay inseguridad, porque no hay un muro perimetral y dicen: ‘¡Miren donde están recibiendo las clases!'”, lamentó.

Prestarán casas

En abril empezarán a recibir a los más de 80 niños que son parte del proyecto de educación inicial, en donde están niños recién nacidos hasta los tres años y medio.

Sin embargo, la escuela no cuenta con un espacio para estos pequeños. Rodríguez aseguró que actualmente han prestado una casa, que está ubicada en frente del centro escolar; pero corren el riesgo de que cuando el dueño regrese al país ya no puedan utilizarla.

“Vamos a tener que sacar a los niños de ahí y no tenemos para dónde irnos. El aula para la educación inicial no viene incluida en el proyecto de la escuela”, añadió.

A las puertas de la época lluviosa, ¿cómo harán con los estudiantes que reciben clases a la intemperie?

En un inicio esperaban contar con las nuevas aulas antes de que llegara el invierno; pero al no estar seguros de tenerlas a tiempo, explica que le pedirán a los vecinos que presten sus viviendas.

Pese a que han tocado puertas para pedir ayuda, muchas no fueron abiertas. No obstante, Rodríguez aseguró que han recibido pequeñas donaciones de mobiliario, como sillas plegables y mesas. “Por ejemplo, una tabla que nos dieron, parecida a una mesa inservible para ellos, es lo que está utilizando de pupitre el sexto grado, es una tabla ancha”, explicó.

Una ONG también les donó sillas que inicialmente fueron ocupadas para las escuelas de padres, pero hoy también las utilizan los niños debido a que tampoco tienen suficientes pupitres y en buen estado: “De esa manera se solventa el problema”, dijo.

Pese a las deficiencias de mobiliario e infraestructura, el centro educativo también trabaja bajo la modalidad de “escuela inclusiva”, la cual busca crear un sistema integrado de instituciones educativas de la zona para compartir recursos. Pero esto es un reto y un problema, según los educadores, pues la institución no tiene esos recursos.

“Esa es la propuesta pedagógica , pero se nos hará bien difícil porque no tenemos (recursos), aunque las escuelas que serán sedes serán dotadas de recursos. Se nos ha dicho que vamos a ser sede de un sistema integrado… Tal vez siendo sedes pongan más de parte de ellos (Mined), porque los docentes están dando el cien por ciento de sus capacidades y estamos trabajando con metodologías activas”, aseguró.

Mientras las condiciones de infraestructura no cambian, estudiantes como Andrea Castellón, de quinto grado, continuarán recibiendo sus clases bajo el sol o aprovechando la sombra de un árbol hasta que las primeras lluvias de invierno les sorprendan.