Minsal reconoce que no regula venta de aceite trasegado en los mercados

b El aceite trasegado se comercializa en algunos mercados del país sin ninguna restricción y la entidad de salud aseguró que no tiene fondos para frenar la acción

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Reglamentos salvadoreños y centroamericanos exigen envasado de calidad e higiénico. Foto EDH / archivo

Por Nidia Hernández comunidades@eldiariodehoy.com

2014-01-26 8:00:00

El aceite trasegado se sigue vendiendo en el país sin ningún control y el Ministerio de Salud (Minsal), que es el encargado de impedir que esto ocurra, no ejecuta ninguna acción para frenar su venta, aduciendo falta de recursos económicos y humanos.

El trasiego consiste en que el comerciante compra un bidón (depósito) de aceite o un barril, luego coloca pequeñas porciones de este en bolsas plásticas y las comercializa a precios bajos.

Al recorrer los pasillos de los mercados del país, es común encontrar que en los puestos que ofertan los granos básicos, esté a la venta la bolsa plástica que contiene el producto.

Los comerciantes lo llaman “charamusca de aceite” y la persona que se arriesga a adquirirlo solo dice “deme una charamusca” e inmediatamente el vendedor sabe a qué se refiere.

El aceite no posee viñetas ni ninguna especificación de cuándo se envasó o más bien, cuándo se trasegó.

Esto a pesar de que el Reglamento Técnico Centroamericano sobre Alimentos y Bebidas Procesadas, el cual entró en vigencia en 2007, prohíbe el fraccionamiento en el punto de venta, es decir que sí se compra un bidón no debe trasegarse a otro recipiente.

“Los envases deben de estar debidamente sellados con sellos de garantía, etiquetados y envasados higiénicamente”, detalla la normativa.

Además, la Norma General Para el Etiquetado de los Alimentos Preenvasados, que es salvadoreña, menciona que en los productos preenvasados debe aparecer: nombre del alimento, lista de ingredientes, número de registro sanitario, contenido neto y peso escurrido, además del nombre y domicilio de la empresa fabricante y del distribuidor. Detalles que “la charamusca” no tiene.

“Yo le aseguro que sí es una botella exacta”, aseguró Reina López, comerciante sonsonateca de la Megaplaza.

La práctica no es nueva y a sabiendas de eso, el Minsal actúa en base a “prioridades” en el tema higiénico, y al parecer el comercio del aceite no es un tema importante para la entidad.

Denuncias sin resolver

La Coordinadora de la Unidad de Control e Higiene de Alimentos del Minsal, Celia de Hidalgo, recalcó una y otra vez que “no tenemos una denuncia formal, hemos oído rumores (del trasiego) pero nadie se ha presentado a interponer algo formal”, comentó la funcionaria.

Pero a Otoniel Cruz, gerente general de La Fabril de Aceites (empresa que se dedica a envasar aceite de manera legal), le pareció “raro” que la entidad de salud se quede de brazos cruzados y aseguró que le han pedido al Minsal que investigue y frene la práctica, pero les responden que carecen de recursos.

“Hemos notado que la venta se ha incrementado estos últimos cuatro años. Nos preocupa porque no les exigen reglas de inocuidad, por lo tanto es un producto insalubre para el consumo humano. Cada mes se los hacemos saber, pero no obtenemos respuestas positivas”, expuso el gerente.

“A nivel de mercados no hacemos inspecciones”, aclaró René Laínez, de la misma unidad del Minsal.

El ministerio cuenta con 500 inspectores a nivel nacional que verifican la calidad de los productos y monitorean a las empresas, pero ninguno se enfoca en el aceite trasegado.

De Hidalgo estima que con 100 inspectores más podrían empezar a trabajar en este tema. “Hay una infinidad de problemas en salud pública y es poquita la cantidad de gente con la que contamos”, dijo Laínez.

“Instamos a las autoridades a que enfoquen sus labores al respecto, ya que el 20 % de las personas que consumen aceite lo compran el supermercados, el 80 % es en los mercados públicos y en las tiendas”, afirmó por su parte Cruz.

Daños al ser humano

La insalubridad del producto tampoco es obstáculo para que cientos de personas lo utilicen en la cocción de sus alimentos.

El aceite embolsado puede pasar días sin venderse o hasta meses y es expuesto sin ningún control al sol y al aire.

“Tenemos de dos coras y de tres coras y ya pues sí quiere la botella, hay de uno treinta y cinco”, ofreció una señora en el Mercado Central. Eso es lo que la población paga por adquirirlo.

“Aquí nadie controla la venta y para qué, si yo digo que nuestro aceite es bueno”, mencionó Aracely López, una vendedora.

La gerente de Aseguramiento de Calidad de La Fabril de Aceites, Isabel Rodríguez, aclaró que quien consume aceite trasegado lo hace “bajo su propio riesgo” por que no es de calidad.

“Si agarra una charamusca y la huele, sentirá un olor como a oxidado. Al estar en contacto con el aire tiende a aumentar la oxidación, por eso después de consumirlo, las personas empiezan a sentir agruras o reflujo gástrico”, explicó Rodríguez.

Añadió que han investigado que en algunos mercados le agregan un poco de agua para llegarle al peso.

Cruz espera que el Minsal haga algo al respecto. “La vida del ser humano es la que está en riesgo y no debe pasar algo grave para regular la venta ilegal”, mencionó.

A Laínez no le pareció relevante que el producto pudiese estar en mal estado.

“Es bien difícil que el aceite lo vaya a enfermar ya que tiene una baja actividad de oxígenos, con eso se aísla una gran cantidad de bacterias aeróbicas. Es bien difícil”, insistió.

Y agregó que lo riesgoso puede ser la forma de almacenamiento, porque los vendedores suelen usar cualquier recipiente para trasegar el líquido, incluso cubetas en las que se ha almacenado pintura o aceite de carro. “Eso sí es peligroso”, aclaró Laínez.

La unidad proyecta que dentro de un año podrían ejecutar programas al respecto, lo cual no es seguro por los recursos limitados, repitió de Hidalgo.

Acciones municipales

No se puede asegurar que en el país a nadie le interese detener la venta de aceite trasegado.

La extensión del Mercado Central no ha impedido a su administrador, Orlando Zavala, impulsar actividades para disminuir la oferta de la “charamusca”.

La comuna ha dispuesto ocho inspectores sanitarios para verificar que los alimentos que se comercializan en el centro de abasto sean higiénicos. “Por ese tema hemos cerrado entre diez a quince puestos”, dijo el encargado.

Zavala reconoció que es una tarea difícil, por que en el momento en que los inspectores ejecutan su labor, los vendedores esconden el producto trasegado.

El mercado es visitado a diario por entre cinco mil a diez mil personas, y en temporada alta se incrementa a 50 o 75 mil compradores.

La municipalidad no maneja datos de quiénes consumen el producto, y aseguraron que seguirán trabajando para que la práctica, por lo menos en el referido mercado, disminuya.

De Hidalgo sabe que es necesario regular la venta de aceite trasegado y no esperar que este afecte la salud de los consumidores o peor aún, que se pierdan vidas. “Aún nos falta”, concluyó.