Una villa para los niños inmigrantes

En las afueras de Nueva York existe un albergue para los niños que son detenidos por las autoridades de inmigración; reciben atención prioritaria en salud física y mental hasta que un juez ordena que sean entregados a sus parientes

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Los niños migrantes realizan estos dibujos como parte de su terapia. Las imágenes fueron hechas por salvadoreños. Foto EDH / Carmen TamacasVilla de los niños, donde son llevados los infantes que pasan por un proceso legal antes de ser entregados a sus padres y después de ser detenidos por migración

Por Carmen Molina Tamacas comunidades@eldiariodehoy.comCARMEN TAMACAS Especial desde Nueva York elsalvador.com

2013-11-20 12:00:00

“Quisiera vivir con mi familia en mi propio país. Solo pedimos seguridad, paz, respeto, agua potable, amor y empleos para mis papás y un sitio limpio y decente donde vivir. Kevin y Jasson”.

En un globito que se desprende de la cabeza de su retrato, los hermanitos salvadoreños enfatizan: “Extraño la escuela pero me da miedo ir”.

Kevin y Jasson, como decenas de niños centroamericanos que cada año emprenden la odisea de reunirse con sus padres, llegaron a Estados Unidos, pero fueron detenidos por las autoridades de inmigración.

Cada caso es distinto. Algunos son deportados casi de inmediato (ver nota adjunta), otros, como Kevin y Jasson, son trasladados a albergues temporales que son manejados por organizaciones humanitarias; allí reciben atención primaria de salud física, mental y educación mientras las autoridades ubican a sus familiares e inicia el proceso legal para la reunificación.

Kevin y Jasson fueron llevados a The Children’s Village (La villa de los niños), ubicada en las afueras de la ciudad de Nueva York; esta entidad fue creada hace más de 150 años para atender las necesidades de los inmigrantes jóvenes que luchaban por ellos mismos por insertarse en la sociedad.

Este dibujo cuenta dos caras de la moneda en la historia de los menores que son traficados con el consentimiento de sus padres, o que decidieron venir a Estados Unidos por su cuenta: en El Salvador temen por sus vidas y, lo único que desean es tener su familia unida y vivir dignamente.

Las pinturas son parte de las terapias que los niños reciben con el objetivo de sanar las heridas que sufren en el camino, a cargo de coyotes o en solitario: muchos son abusados verbal, física y sexualmente, chantajeados, amenazados y a veces abandonados a su propia suerte.

No obstante, los cuadros que pintan están llenos de colores brillantes como el azul del cielo y el verde del campo.

Las manualidades tienen como denominador común casas rodeadas de vegetación, el sol brillante, flores como las pascuas rojas, la Bandera Nacional, la flor de izote y el mapa del país.

Todo lo dejaron atrás, pero lo llevan en el corazón.

Más que cifras

Como parte de su División de Servicios de Inmigración, The Children’s Village opera el programa de Residencia Transicional para Niños extranjeros (TRAC, por su sigla en inglés).

Si los menores que son detenidos por haber cruzado de manera ilegal la frontera pueden mostrar evidencia de que sus padres o familiares viven en Estados Unidos, son referidos por la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR) mientras aguardan las disposiciones acerca de su estatus. Dependiendo de los jueces, los menores pueden ser entregados bajo custodia a sus parientes -quienes deben someterse a un proceso legal- o deportados a su país de origen por el Departamento de Estado.

Antes de 2002, los niños indocumentados que eran detenidos en territorio estadounidense permanecían en custodia por el Servicio de Inmigración y Naturalización (INS); tras demandas y reclamos por el trato que recibían estos niños, la custodia fue transferida a la ORR como parte de la Ley de Seguridad Nacional.

El presidente y CEO de The Children’s Village, Jeremy Kohomban, dijo a El Diario de Hoy que El Salvador es el cuarto país de procedencia en la población de menores inmigrantes sin compañía que han atendido desde 2004.

“El primer lugar es México (34 %), Guatemala (21 %), Honduras (22 %) y El Salvador (18 %), de acuerdo con nuestros registros de 2004 a 2013”, indicó.

La historia que traen consigo es desgarradora, demasiado pesada para criaturas que son menores de edad. “Por ejemplo, algunos han tenido que escapar ellos mismos de la muerte en sus lugares de origen, sus familias enfrentan peligro y la gran mayoría busca a sus padres”, quienes viven en Estados Unidos, en muchos casos indocumentados, destacó Kohomban.

Esos chicos, la mayoría entre siete y 18 años, hicieron ese temible recorrido sobre los trenes y autobuses por Guatemala y México, caminando jornadas interminables bajo el inclemente sol o frío del desierto. Algunos han sido víctimas de tráfico de personas o sus mismas familias han pagado a coyotes.

Búsqueda de oportunidad

La cónsul salvadoreña en Manhattan, Sandra Cruz de Flores, explicó que al formar parte de la Coalición de Cónsules Latinoamericanos, se han unificado mecanismos para atender los casos de los detenidos por las autoridades migratorias; como prioridad, los menores requieren contactar a sus familias tanto en Estados Unidos como en El Salvador y obtener documentación legal (partidas de nacimiento).

Las visitas a The Children’s Village no son tan frecuentes como quisiera, debido a la gran demanda de trabajo en el Consulado; “los niños que he entrevistado me han dicho que son bien atendidos, aunque necesitan mucha ayuda psicológica. Quizás lo más difícil es para quienes no logran insertarse -en la sociedad estadounidense- es que logran ver un tipo de vida distinto al que tienen en El Salvador, con estudio y otras oportunidades. Da pena cuando no logran quedarse”, manifestó.

La cónsul recordó el caso de una niña salvadoreña de 13 años que permaneció detenida tres semanas en Texas, hasta que compareció donde un juez de inmigración. Sus padres, quienes son indocumentados, viven en Yonkers, al norte de la ciudad de Nueva York; pero se enfrentaron con un grave obstáculo: el padre no había reconocido a la menor y debieron acudir de emergencia al Consulado para que se realizara el trámite correspondiente.

En este caso, el juez le concedió la oportunidad de permanecer un año con sus padres, pero al cumplirse el periodo debe comparecer de nuevo ante el tribunal, defenderse y demostrar que tienen la capacidad económica para mantenerla.

En 2012, The Children’s Village atendió aproximadamente mil menores; de ellos unos 300 formaron parte del programa TRAC.

Un total de 42 jóvenes eran salvadoreños y todos fueron autorizados a permanecer en Estados Unidos con patrocinadores.

“Estos jóvenes quieren ser personas exitosas que contribuyen a la sociedad, ¡ellos quieren un mejor mañana!”, destacó por su parte el vicepresidente de Programas de la entidad, Regis McDonald.