Nefrólogos no apoyan tesis de tóxicos y mal renal

Estudios sobre exposición de pesticidas no han encontrado relación entre los tóxicos con la insuficiencia renal crónica

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En el hospital nacional Rosales casi el 90 % de los pacientes con ERC se encuentra en fase cinco, es decir en la etapa terminal. FOTOS EDH / LISSETTE MONTERROSA.

Por Marielos Ramírez nacional@eldiariodehoy.com

2013-08-29 8:00:00

Los casos de insuficiencia renal crónica en el país han puesto en discusión las posibles causas de la enfermedad, que según nefrólogos salvadoreños es un mal silencioso que tiene más de 10 años de estar en el país. No es nuevo.

Según el nefrólogo Ramón Antonio García Trabanino, la enfermedad no es exclusiva de El Salvador, el problema está presente en toda la costa del pacífico mesocentroamericano y de la cadena volcánica, como lo comprueban diferentes estudios.

De acuerdo con el Ministerio de Salud (Minsal), en el país se registran entre 500 y 700 casos anuales de insuficiencia renal.

Para el presidente de la Asociación de Nefrología e Hipertensión Arterial, Miguel Zaldaña, la Insuficiencia Renal Crónica (IRC) tiene múltiples causas, en su mayoría por la diabetes y la hipertensión arterial; pero hay otro grupo cuya causa podría ser desde la deshidratación, la automedicación con fármacos o plantas y la edad del paciente hasta el contacto con plaguicidas.

Sin embargo, la ministra de Salud, María Isabel Rodríguez, en reiteradas ocasiones ha sostenido que la exposición prologada a agroquímicos causa la enfermedad renal, y esto se ha demostrado.

Pero los nefrólogos difieren del discurso de la ministra y aseguran que varios estudios realizados por ellos en el país, desde hace más de 10 años y con fondos propios, no han demostrado la relación directa de la ERC con los agroquímicos.

García Trabanino aseguró que a la fecha se han publicado cuatro estudios sobre la ERC en El Salvador.

Según la Asociación de Nefrología, para comprobar lo que dice la cartera de Salud es necesario realizar estudios a cada pesticida y el mecanismo de afectación en los humanos.

Una opinión que secunda la vicepresidenta de la región centroamericana y del Caribe de la Sociedad Latinoamericana de Nefrología e Hipertensión Arterial, Zulma Cruz de Trujillo.

Ella dijo que en El Salvador hay que realizar un análisis de los agroquímicos.

“Hay que estudiar específicamente cada pesticida y tratar de explicar el mecanismo por el que hacen daño, aunque la evidencia no lo demuestra en este momento, pero no se tiene que descartar”, subrayó.

Cruz aseveró que no se puede determinar de forma “tajante” que la exposición a agroquímicos a largo plazo esté asociado con la ERC: “La nefrotoxicidad por agroquímico debería ser una hipótesis prioritaria en investigación, considerando que la evidencia es ambivalente, pero se tiene que considerar el tipo de pesticida, el tiempo de exposición y el medio ambiente”.

Cruz se pregunta: “¿Qué es lo que causa en el riñón el diluyente, el ingrediente activo (de los agroquímicos)? Solo tiene una respuesta: “Aún no lo sabemos”.

Para la nefróloga lo más importante es la detección precoz de la ERC independientemente de cuál sea la causa, además de orientar planes y estrategias hacia la población que vive en las comunidades agrícolas.

Consideró que deben ser investigadas por lo menos 20 sustancias químicas, entre ellas el paraquat. Indicó que actualmente estos estudios se realizan en laboratorios y con animales de experimentación, comprobándose el daño renal en animales; pero a la fecha no se ha asociado con ERC en humanos.

De acuerdo con el nefrólogo que realizó el primer trasplante de riñón en El Salvador, en 1985, José Benjamín Ruiz, la problemática es muy compleja porque entre los factores que causan la ERC está la ingesta de tóxicos o automedicación de analgésicos.

Partiendo de su experiencia, Ruiz Rodas argumentó que la población más afectada es la que vive en las zonas costeras y que se expone a elevadas temperaturas por tiempos prolongados, lo cual provoca “deshidratación crónica”.

Aseguró que es por ello que muchos estudios han comprobado que son los agricultores, en su mayoría hombres, los más afectados; pero que en ninguno se ha comprobado que los químicos sean los detonantes.

El estudio de 2009 en el Bajo Lempa verificó que de 775 personas consultadas, el 77 % se automedicaba con plantas y analgésicos.

Lo que sí se sabe

Ruiz Rodas argumentó que el Estado debería penalizar la venta indiscriminada de analgésicos y verificar la pureza del agua que se bebe. Un problema de salud pública que corresponde a las autoridades, afirmó.

Sugirió que se debería tener un registro nacional de pacientes con ERC en sus diferentes estadios, desde leve hasta terminal. En El Salvador se desconocen las causas, la incidencia y la prevalencia de esta enfermedad, debido a la falta de estudios. Hasta el momento, se han realizado cuatro estudios sobre ERC de causa indeterminada.

En el estudio realizado entre 1999 y 2000, en el hospital nacional Rosales, se distinguió dos tipos de pacientes o grupos: uno el que presentaban un perfil epidemiológico similar al descrito en la literatura mundial, es decir, que las causas de la enfermedad fueron la diabetes y la hipertensión en pacientes con un promedio de 56 años, en igual cantidad de hombres y mujeres.

Para el segundo grupo, que duplicó el número de afectados (67 %), no pudo comprobarse la causa del ERC.

Eran más jóvenes, el 90 % de ellos del sexo masculino y tenían pocos antecedentes médicos, pero procedían de zonas costeras, con alto consumo de bebidas alcohólicas (73 %) y habían trabajado en labores agrícolas (75 %). Además, muchos reportaron algún contacto con plaguicidas (73 %).

Este estudio supuso asociaciones causales o probabilidad de riesgo de que los plaguicidas eran las causas de ERC.

“Este estudio nos hizo plantear nuevas hipótesis, tuvimos que descartar lo que habíamos hecho, borrar casete, y buscar nuevas posibilidades”, dijo García Trabanino.

Para ello un segundo estudio en 2002, que publicó la revista de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), comparó a dos poblaciones que trabajaban en cultivos y con plaguicidas similares: en la costa del Bajo Lempa, Jiquilisco, y Sesori, San Miguel.

El estudio indicó que ser agricultor, tener contacto con plaguicidas y el consumo de bebidas alcohólicas no resultaron relacionados.

Pero trabajar en la zona costera sí resultó asociado con la enfermedad renal: “Tenían 8 veces más riesgo de padecer la enfermedad (los de Jiquilisco), que la gente que vivía en Sesori”.

De los 291 habitantes estudiados, 37 no sabían que estaban enfermos de ERC.

Para Cruz de Trujillo, este estudio comprobó que había otros factores de riesgo, como el medio ambiente, la calidad de agua y la alimentación.

En un estudio realizado en las comunidades de San Luis Talpa, Jiquilisco, Apastepeque, Ataco y Barrio San Jacinto, entre 2006 y 2007, se verificó que la prevalencia del daño renal fue significativamente mayor en las comunidades de la costa.

En el estudio, los hombres eran los más afectados, en especial aquellos que se dedicaban a la agricultura y el transporte. En dos comunidades costeras, el 18 % de los hombres tenía ERC.

Para García Trabanino, trabajar en la costa o en ambientes con alta temperatura eran factores predominantes para padecer la enfermedad. Lo que, según él, no ocurría en la comunidad cañera que no presentaba el problema.

La prevalencia de creatinina se incrementó (una especie de termómetro que mide cómo funcionan los riñones) y fue mayor en las comunidades la costa para ambos sexos: “Casi el doble que en las otras comunidades”, dijo.

“Los estudios no demuestran ni hay evidencia a nivel mundial (efectos de agroquímicos), sin embargo, no se han hecho los estudios de forma correcta, orientado a la realidad de nuestros país”, dijo De Trujillo.

Para los nefrólogos es difícil atribuir la causa a alguna contaminación del agua de consumo o a factores tóxico-ambientales. De ser así, serían afectados tanto hombres como mujeres y niños.

Los estudios que se han realizado hasta la fecha distan de esa hipótesis, de acuerdo con este grupo de nefrólogos.