SAN MIGUEL. Aunque las autoridades departamentales esperaban la presencia de vulcanólogos para que realizaran una inspección en el volcán Chaparrastique, en el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) descartaron la posibilidad de realizar el estudio.
Eso porque según el MARN, los aparatos con los que monitorean ese volcán no han reportado un aumento en la emisión de gases.
La petición para que los vulcanólogos llegaran a inspeccionar el volcán la realizó el gobernador migueleño en funciones, Evaristo Romero, quien además es presidente de la comisión departamental de Protección Civil.
Romero dijo que se puso en contacto con personal del MARN luego de que los pobladores de varias comunidades les alertaran del incremento del olor a azufre y de avistar lo que suponían era expulsión de cenizas desde el cráter.
No obstante, Romero señala que en el MARN le explicaron que las emanaciones de azufre son normales en el volcán y aunque los pobladores de las comunidades situadas en las faldas volcánicas reportaron un fuerte olor “me dijeron que estaba dentro de los rangos normales, que ese tipo de actividades son normales en este volcán”, recalcó.
Sobre la presunta expulsión de ceniza que fue reportada la mañana del lunes por los pobladores, Romero dice que es probable que lo que la gente vio no fueran cenizas, sino nubes, a pesar de que hasta el cierre de esta nota las autoridades no habían realizado una inspección cerca del cráter y que el mismo Romero se mostró preocupado por esos reportes.
Varios pobladores entrevistados por El Diario de Hoy y cuyos testimonios se publicaron en la edición de anteayer también dijeron que es normal el olor a azufre que se percibió ese día.
Óscar Portillo, de la comisión municipal de Protección Civil, dijo que cuando fueron a hacer un recorrido al cantón El Carreto percibieron un fuerte olor a azufre a pesar de estar situados a varios kilómetros del cráter volcánico.
Asustados
Las autoridades del departamento ahora creen que todo se trató de una falsa alarma, porque sospechan que los lugareños están atemorizados tras la alerta naranja que emitió Protección Civil para toda la zona y que abarcará toda la época lluviosa.
El temor de los lugareños radica en que tras un incendio mal abordado en febrero, la vulnerabilidad por deslaves en muy alta en la zona, porque entonces fueron siniestradas más de 500 hectáreas de maleza, zona boscosa y cultivos de café, que antes servían para evitar las erosiones.
Ahora con cada lluvia se presentan deslaves y aunque las autoridades realizaron obras de mitigación para evitar que las correntías de lodo lleguen hasta las comunidades, el riesgo sigue siendo muy alto.
De hecho, ya tuvieron que limpiar las obras de mitigación, que se coparon de arena.