Catedrático condenado por intercambiar pornografía infantil

Un pedófilo condenado a tres años, pero no de prisión, sino para recibir asistencia psicológica y realizar trabajo de utilidad pública. El sujeto fue interceptado por Interpol.

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Conectarse con pedófilos puede significar que se abra una investigación en su contra. Foto EDH

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2013-04-06 7:00:00

Intercambiar pornografía infantil por Internet es un delito y cualquiera puede ser detectado por Microsoft o la Policía Internacional (Interpol).

Estos casos son reportados de inmediato a la Fiscalía y Policía para su investigación y su procesamiento. En uno de los casos un catedrático universitario de 52 años con varios títulos de maestría y diplomados en economía fue detectado por Interpol, en momentos que compartía videos de pornografía infantil por Internet.

El fiscal Amílcar Tamayo explicó que la casa del profesional fue allanada y se decomisó una laptop con la que cometía el ilícito.

El sujeto compartía videos en los que participaban menores de cinco, seis y siete años. Por esa razón el profesional fue enviado a prisión por cuatro meses.

Consciente del daño ocasionado y el ilícito cometido, el profesional manifestó al juez que estaba arrepentido de los ilícitos y pedía perdón a la sociedad. Además solicitó al juez una oportunidad para rehabilitarse y reinsertarse a la sociedad.

Por tratarse de un delito que es sancionado con penas de dos a cuatro años, el imputado luego de reconocer su culpabilidad fue condenado a tres años de prisión en un proceso abreviado. Solo que el condenado no fue enviado a la cárcel, sino a cumplir reglas de conductas en libertad, además a someterse durante el lapso de la condena a asistencia psicológica de la Corte Suprema de justicia para superar el mal hábito.

También se le condenó a realizar trabajo de utilidad pública. Por su parte, el profesional en señal de arrepentimiento donó su laptop a una unidad policial para que con ella se combata la pornografía infantil.

En otros detenidos, el juez les impone penas no de prisión sino de recibir cursos vocacionales o terminar estudios de bachillerato para que, en vez de vender ilícitos, se ganen la vida con lo aprendido en un curso u otros estudios.