Madre de Beatriz ignoraba que tiene insuficiencia renal

Aunque siempre acompañó a su hija al hospital, ignoraba que tiene insuficiencia renal. Se enteró cuando escuchó que la ministra de Salud lo dijo a los periodistas.

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La casa en la que Beatriz creció junto a sus cuatro hermanos en un caserío de Jiquilisco, Usulután. Foto EDH / Douglas Urquilla

Por nacional@eldiariodehoy.com

2013-04-19 8:00:00

Beatriz y su esposo quisieran que su caso no hubiera ocupado tanto espacio en los medios de comunicación esta semana. Eso es lo que han dicho a sus familiares más cercanos en las conversaciones telefónicas que sostienen mientras están alojados junto a su hijo de un año en un sitio que solo el Ministerio de Salud y una organización feminista conocen con certeza.

A parte de los médicos, quizá la más enterada sobre la salud de Beatriz es Delmy, su madre. Quizá, porque había algo que ignoraba:

—A ella le estaban chequeando los riñones cada dos días, haciéndole exámenes de garrafa. El miércoles la llevaron para hacerle otros exámenes. Y yo escuchando en las noticias que la ministra dijo que tenía insuficiencia renal.

—¿Eso, usted, no lo había escuchado?

—No, no lo había escuchado.

La condición de salud de Beatriz “es crítica”, repite Delmy varias veces.

“Le digo a mi Dios que si tiene que el bebé perezca, pues que sea Él el que decida; que no vayan a hacerle… Digo yo, porque yo sé que es una situación difícil quitarle la vida a un ser humano. Porque, sea como sea, es un ser humano que vive dentro de ella y sería difícil. Pero también, le digo yo, que no quisiera que a ella le pasara nada. Ella tiene un bebé que la necesita”.

Hace cuatro años, Delmy acompañó a Beatriz en un viaje desde el cantón Tierra Blanca al hospital de Jiquilisco. La joven había regresado de su trabajo en San Salvador con tobillos y pies hinchados. Tras exámenes de laboratorio, el diagnóstico para Beatriz fue doble: artritis juvenil y lupus.

Aunque su madre le advirtió que quien se convirtiera en su marido tendría que ser paciente con ella debido a su frágil salud, Beatriz se acompañó a los 21 años con un joven que conoció mientras vivía con su abuela en un caserío de Mercedes Umaña.

Delmy recuerda las complicaciones del primer embarazo, el ingreso de Beatriz en cuidados intensivos; y cómo los médicos le advirtieron que, debido a los fármacos que toma para controlar el lupus, no podía tomar anticonceptivos, sino que debía esterilizarse. Pero no lo hizo.

“Ahora está en esa situación. Estuvo ingresada casi un mes porque en la piel le salieron como que eran quemadas, toda la cara, todo esto de aquí (señala las piernas) se puso toda llagada, sangraba, se le reventaban en pus. Todo así bien complicado”, describe.

Delmy tiene presente cómo un médico de Maternidad le advirtió que “debido al embarazo ‘de muy alto riesgo’ era mejor que interrumpiera el embarazo”.

Una doctora confió a la madre que se estaba gestionando la autorización “para interrumpir el embarazo”. Delmy, madre de dos mujeres y de tres hombres, también ha escuchado de los médicos el diagnóstico del bebé que gesta Beatriz: “Si nace, viviría nomás seis horas, porque no trae cerebro y está fuera del útero”.

Las ultras que lo demuestran no se han hecho públicas, pero es de esperar que las autoridades del Minsal las incluyan en el expediente que será enviado a la Corte Suprema de Justicia, donde se decidirá si se autoriza el aborto.

¿Y el marido de Beatriz? ¿Qué dice al respecto? Delmy reconoce que se enojó con él cuando se enteró de que su hija estaba embarazada nuevamente: “Le dije que si ella no podía planificar, él lo hubiera hecho y no hubiera salido embarazada. Entonces él me dijo: ‘Ya estuvo y ahora nomás hay que enfrentar la situación’. Ahorita la está apoyando”.

Según Delmy, la pareja está en San Salvador a la espera de que a Beatriz se someta a nuevos exámenes que demuestren cómo está el bebé y cómo está ella. “Me dijeron que habían pedido el estado médico de ella y le están haciendo nuevos estudios”, afirma.

Mauricio, el marido, permanece junto a su primer hijo en un sitio que Delmy identifica como “una institución que los está ayudando a ellos”.

El dilema

Delmy, su marido y sus familiares más cercanos tienen puntos de vista diferentes sobre qué es lo más conveniente para ella.

Como madre y como abuela, Delmy quisiera que tanto Beatriz como el niño que se gesta dentro de ella sobrevivieran. Sin embargo, está consciente de que los médicos que atienden a su hija consideran “imposible” que eso ocurra. Delmy dice tener meses de no asistir a ninguna iglesia, pero asegura que reza, que platica con Dios.

—¿Qué le dice?

—Que sea Él el que se encargue de ese problema; le digo que es una situación difícil. Le digo que si para los hombres es imposible, para Dios no.

José C., abuelo del marido de Beatriz , junto a quien la pareja vive en un caserío de Mercedes Umaña, asegura que la pareja está de acuerdo con los médicos que quieren interrumpir el embarazo.

“Él lo que dice es que está de acuerdo para que le concedan la vida a ella. Porque el niño dicen que, al desconectarlo de ella, muere. Así que por ese motivo ella ha dado también el ‘okey’, porque ya está seguro que el niño no vive. Y entre más está así, la vida de ella peligra”, afirma.

El abuelo, quien crió al marido de Beatriz, asegura que “la gente que los está ayudando” llegó a traerlos el miércoles.

Él quiere visitarlos. Asegura que su nieto y su bisnieto están alojados en el albergue de una organización feminista en San Salvador. Beatriz, mientras tanto, permanece en Maternidad. Así lo asegura su madre. Las autoridades de Salud afirman que debido a la admisión del amparo presentado ante la CSJ no pueden dar información al respecto.

En algún punto de San Salvador esta pareja, junto a su hijo de un año, escucha argumentos feministas.

Desean no causar escándalo en los periódicos ni en la televisión… y que la vida prevalezca.