ISRI elimina rehabilitación para ciegos, denuncian padres

Afirman que se han eliminado programas fundamentales en la rehabilitación de sus hijos

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Los padres de familia y usuarios externaron su descontento por la reducción de servicios de rehabilitación ante las autoridades del Instituto Salvadoreño de Rehabilitación Integral (ISRI). Foto EDH / Jaime Anaya

Por Regina Miranda nacional@eldiariodehoy.com

2013-02-28 9:00:00

Padres de familia del Centro de Rehabilitación para Ciegos “Eugenia de Dueñas” han denunciado diversos cambios que, según ellos, no son positivos para sus hijos.

Aseguran que desde hace algunos meses se han eliminado programas que consideran esenciales para el desarrollo de los niños como la estimulación temprana, impartida a bebés desde los tres meses hasta los cinco años; la terapia de lenguaje; el aprendizaje del sistema Braille y los talleres de orientación y autoayuda.

De forma oficial, explican, no se les ha informado sobre la eliminación de dichos programas, pero el abandono de estos salta a la vista. “Ascendieron a la licenciada que daba terapia de lengua y no han asignado quién dé esas clases”, comentó una de las madres de familia, quien pidió omitir su nombre.

Otros programas como el de estimulación de baja visión y rehabilitación han sido recortados. Ahora solo lo imparten media hora una vez por semana. Antes lo brindaban una hora cuatro veces por semana.

“Han eliminado la sala de estar, que era un espacio donde permanecían los niños en los recesos hasta el inicio de las actividades de la tarde. Ahora quedan a su deriva sin que nadie vele por su bienestar”, comentó otra de las madres.

Entre las nuevas disposiciones del centro de rehabilitación, a los padres de familia que llevan a sus hijos por las tardes se les exige quedarse a la sesión de terapias, para que sean ellos quienes ayuden a los niños con los ejercicios.

Los progenitores aseguran que no pretenden desentenderse de sus hijos, pero muchos de ellos tienen que solicitar permiso en sus trabajos. Ese requisito hizo que la población inscrita haya disminuido este año.

Según cálculos de los denunciantes, el año pasado la población era de 60 niños sólo en el turno vespertino, pero ahora escasamente la cifra llega a 20. La dirección del Centro de Rehabilitación asegura que este atiende a 150 personas, entre niños, jóvenes y adultos, en ambos turnos. “Yo tengo la oportunidad de quedarme con mi hija, pero los otros niños andan a la deriva porque las terapeutas no les dan la atención requerida”, añadió otra madre.

Los demandantes expresaron que los cambios han sido notorios desde el cambio de autoridades durante este gobierno, periodo en el cual se han nombrado dos directores distintos para el centro de rehabilitación en menos de tres meses, enfatizaron.

Usuarios inconformes

Conscientes de que la misión del centro es mejorar la calidad de vida de las personas no videntes, los usuarios se suman a las demandas.

Uno de los dos internos que aún goza de ese privilegio aseveró que ese servicio ya no se está prestando. “Como ciegos pedimos a las autoridades que nos tomen en cuenta. Nosotros deberíamos ser la prioridad, porque somos personas discapacitadas y hay que velar por las necesidades de nosotros”, declaró.

El año pasado, un aproximado de 40 usuarios, entre niños y personas adultas, estaba interno en el centro. Ahora solo dos adultos están internos tiempo completo y uno más llega una vez por mes.

El grupo de niños internos también se ha reducido: ahora solo son siete. Anteriormente se les permitía que uno de sus padres se quedara con ellos para brindarles el cuido necesario, sobre todo por las noches.

“Antes usted percibía a niños alegres, dinámicos. Ahora como que han retrocedido en todo su aprendizaje y no hay nadie que se encargue ni de guiarlos para que se cambien de ropa”, añadió otra madre.

El internado era un servicio ofrecido para las personas que llegan desde sitios de difícil acceso en el interior del país y de familias pobres.

Cosas tan simples como el toque de la campana, que les avisaba el cambio de horarios, o el hecho de recibir todas las clases en un mismo edificio son otros de los cambios más que lamentan los usuarios del centro de rehabilitación.

Según la experiencia de los adultos no videntes, para valerse por sí mismos dentro de la sociedad, un niño tendría que participar al menos un año, si no toda su infancia, en programas de terapia, aprendizaje y autoestima.

Un niño ciego que haya sido inscrito en estos programas a la edad de seis años, al llegar a los 13 o 14 logrará tener la capacidad de desenvolverse en ciertas áreas. Sin embargo, no será alguien totalmente independiente.

Pero bajo la iniciativa de “inclusión social” que plantea el gobierno actual, un menor con discapacidad no necesariamente debe ser inscrito en una escuela especial.

Por ello, en el Centro de Rehabilitación para Ciegos consideran que con seis meses de rehabilitación es suficiente para que los pequeños sean matriculados en escuelas convencionales.

La presidenta del ISRI, Jennifer Soundy, considera que el área educativa del Mined que funciona dentro del centro tiene que separarse de este. Según los padres, el material didáctico que era utilizado para el aprendizaje de los menores ha sido retirado bajo el argumento de “designar un espacio para que el Ministerio de Educación haga obras de inversión”.

Soundy explica que el área donde están las aulas del Mined no las han concedido ni en comodato.

“En lo que estamos es en negociación con el Ministerio de Educación para ponernos de acuerdo. Eso no quiere decir que estamos trabajando por separado”, subrayó.

Sin herramientas

Manuel Molina, secretario general del Sindicato de Maestros de Educo ( Simeduco), comentó que los docentes se especializan para atender a los niños con discapacidad. No así la planilla convencional de una escuela.

“Por ley si nosotros nos negamos a matricular a estos niños o jóvenes podemos ser procesados por violentar la Lepina o la misma Ley de la Carrera Docente”, declaró Molina.

Sin embargo, el dirigente sindical fue enfático en mencionar que el problema no radica en que los maestros tengan o no preparación especial, sino en que el Ministerio de Educación “no brinda las herramientas necesarias para atender a estos niños”.

En las escuelas convencionales no se cuenta con material didáctico para los alumnos ciegos ni métodos especiales para atender discapacidades cognitivas.

Para Molina, los niños y las niñas que llegan a integrar a una escuela convencional deben haber pasado por un proceso de preparación previa con el objetivo de que ese paso no se convierta en una transición traumática.

Por su parte, la presidenta del ISRI señaló la necesidad de terapias, pero no detalló las que se están desarrollando con la intención de preparar tanto al padre de familia, alumno y al personal.

“La idea es cómo integramos los programas cada uno haciendo lo suyo. Es decir, los terapistas haciendo el trabajo de rehabilitación y los maestros, el educativo”, afirmó Soundy.

A juicio de Molina los educadores “tienen voluntad de enseñar”, pero el Estado no tiene voluntad de proveer los instrumentos necesarios para atender adecuadamente a los alumnos con discapacidades, lo que implica un doble esfuerzo para el gremio docente. “La inclusión es algo mediático, pero la realidad es que las escuelas no están dotadas para atender a los niños especiales y los educadores estamos atados legalmente si nos negamos a dar esta atención”, aseveró.

Georgina de Villalta, procuradora adjunta para la Defensa de los Derechos de la Niñez y Juventud, comentó que para poder determinar un período necesario en la rehabilitación de los niños tienen que basarse en experiencias anteriores. Este caso ya está en manos de la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, la que espera de una explicación por parte de las autoridades del ISRI.

Andrés Antonio Alas, presidente de la Asociación de Ciegos de El Salvador (Asces), destacó que hace un par de años atrás el país despuntaba a nivel centroamericano en la preparación de estas personas gracias al Centro de Rehabilitación de Ciegos Eugenia de Dueñas.

Pero con las nuevas modalidades parece que el panorama cambia. A su juicio, esto puede implicar un retroceso en la capacitación de las nuevas generaciones de no videntes. “Vamos de más a menos, cuando tenemos que ir avanzando; pero sí, vamos retrocediendo”, dijo Alas.

Las personas no videntes afirmaron que con esta nueva metodología se sienten “aún más rechazadas” por las autoridades gubernamentales.

“Nosotros, como personas ciegas que ya estamos formadas, estamos en defensa de las generaciones futuras. Si nosotros tuvimos una buena formación queremos que ellos sean mejores que nosotros y tengan una atención superior de la que tuvimos en aquella época”, agregó Alas.

Hoy se conmemora el Día Nacional de la Persona No Vidente, por lo que asociaciones, padres de familia y usuarios del centro de rehabilitación pretenden manifestar su descontento públicamente.

En la actividad darán a conocer sus peticiones a las autoridades correspondientes.

Entre estas figuran instalar una mesa de negociación conformada por representantes de asociaciones de ciegos, Procuraduría para Defensa de los Derechos Humanos, centro de rehabilitación, Conna y Ministerio de Educación.

De igual forma solicitarán que se investigue la problemática por la que está pasando el centro de rehabilitación.

La capacitación dirigida a los padres el sábado pasado, donde esperaban que se les hablara sobre un nuevo programa educativo y de orientación, sirvió para evidenciar el descontento de los progenitores y de los usuarios adultos del centro.

Ahí pidieron la palabra y expresaron su inconformidad ante Jennifer Soundy, presidenta del Instituto Salvadoreño de Rehabilitación Integral (ISRI).

La inconformidad y las quejas han sido también en una carta recibida en la Secretaría de Inclusión Social (SIS) a inicios de febrero. En la misiva denuncian: “Quieren dividir los procesos educativos y de rehabilitación por ser diferentes y de competencias de diferentes ministerios construyendo un ‘muro’ que divida ambas instituciones”.