SANTA ANA. Basta con detenerse un momento cerca de alguna pasarela, para darse cuenta de que las personas que utilizan estas estructuras son muy pocas.
En un conteo sencillo realizado en la pasarela que está a la entrada de Santa Ana, cerca de un reconocido centro comercial, se pudo determinar la poca cultura de los peatones de usar estos pasos.
De quince personas que se cruzaron la calle, apenas tres optaron por subir las más de 20 gradas que tiene la pasarela, ubicada en una de las zonas más transitadas de la ciudad.
Quienes no la usaron, dieron una serie de excusas, a pesar de que al final reconocieron que arriesgan sus propias vidas al cruzarse la calle, sobre todo en horas pico.
Por ejemplo, doña Adela Gutiérrez, de 49 años, argumentó que padece un problema en su rodilla derecha. Eso le dificulta subir la pasarela.
“Es cierto que pongo en peligro mi vida al cruzar la calle; pero es que me duele tanto mi rodilla y no tengo otra opción”, dijo la fémina.
Las mujeres que van con niños pequeños se excusan de usar dichas infraestructuras por “lo cansado” que es ir con ellos.
“Es muy difícil subir las gradas cuando una va chineando. Los niños pesan y si me llego a tropezar, va a ser peor la cosa”, dijo Catherine Vargas, quien iba con un niño de once meses en sus brazos.
Otras personas opinan que así como se sanciona a un conductor por ir hablando a través de su celular o porque no porta el cinturón de seguridad, así deberían de existir multas para los peatones que no hacen uso de una pasarela en aquellos lugares donde hay.
El alcalde santaneco, Alfredo Peñate, lamentó que la mayoría de personas no utilicen dichos pasos.
Agregó que esto es contradictorio porque a la alcaldía llegan peticiones de construcción de pasarelas y cuando las instalan, ya no las usan.
Mencionó como ejemplo la petición que tienen de colocar una al menos 150 metros arriba de la que está en la entrada de la ciudad.
Dijo que están en estudio para gestionar los fondos; aunque agregó que lo menos que invierten en la construcción de una estructura de estas es $60 mil.
“En Santa Ana tenemos siete pasarelas que muy poco las utilizan. Al final la inversión queda tirada. Las personas deben usarlas no sólo por el recurso que invertimos, sino porque su uso puede salvar una vida”, dijo el munícipe.
El jefe regional del departamento de Tránsito de la Policía, inspector Martín Martínez, expresó que para evitar que las personas arriesguen sus vidas, debería de colocarse mallas en medio de las calles para obligarlas a que usen las pasarelas.
El oficial dijo que es en las carreteras donde más riesgos se corre de ser arrollado.
De hecho expresó que en lo que va del año, tres personas fallecieron tras ser embestidas cuando intentaban cruzar la calle, a pesar de que cerca había una estructura. “Es falta de cultura y conciencia de las personas”, dijo el oficial.