Exvigilante acusado de matar a indigente fue enviado a juicio

El acusado, en un acto de intolerancia, habría atacado a la víctima porque molestaba a clientes

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Imagen de archivo de Amado Neftalí Mendoza Gallegos, de 45 años, exvigilante imputado en el homicidio de Julio César Solórzano, de 42 años. Foto EDH / Archivo

Por Diana Escalante sucesos@eldiariodehoy.com

2013-03-21 7:45:00

Amado Neftalí Mendoza Gallegos, de 45 años, deberá responder en un juicio por el asesinato de Julio César Solórzano Solórzano, de 42, según lo ordenó ayer el Juzgado 7º de Instrucción de San Salvador.

El imputado, según la Fiscalía General, trabajaba como agente de seguridad en un restaurante de comida rápida, situado sobre el bulevar de Los Héroes, y en un acto de intolerancia habría matado a la víctima, porque supuestamente estaba “hostigando a unos clientes” pidiéndoles comida mientras hurgaba las bolsas de basura del negocio.

El hecho que le imputan al exagente de seguridad ocurrió el 1 de octubre de 2012, frente a varias personas, quienes habrían presenciado cómo en cuestión de segundos Mendoza Gallegos le asestó tres disparos al sujeto.

Durante la audiencia inicial contra el imputado, realizada en octubre pasado, el padre de Julio César dijo que su hijo había caído en la indigencia debido al alcoholismo. Sin embargo, reflexionó que el hecho de que Solórzano Solórzano fuera mendigo no le daba derecho al vigilante del restaurante a dispararle.

Imputado sufre enfermedad siquiátrica

Amado Neftalí, quien será enjuiciado en el Tribunal 4º de Sentencia, fue diagnosticado meses atrás por un siquiatra forense de Medicina Legal con un trastorno psicótico de tipo paranoide, según informó la oficina de prensa de los Tribunales de San Salvador.

En otras palabras, dicho estado corresponde a una “enajenación mental” que el día del homicidio “afectó su capacidad de juicio de reconocer entre lo lícito y lo ilícito, por lo tanto el grado de peligrosidad es elevado”, según los resultados de los exámenes forenses.

Esos análisis detallaron además que “el cuadro es grave y crónico y ya estaba presente cuando ocurrió el hecho”.

A lo largo del proceso, el imputado no ha estado recluido en bartolinas como es de rigor, sino que fue enviado al pabellón de reos del Hospital Psiquiátrico, en Soyapango.

En su defensa, el acusado dijo que cuando le pidió a Solórzano que se retirara este último se resistió y lo amenazó con lanzarle una lata de soda.