“Devuélvanme a mi hijo por favor, les prometo que no le diré nada a la PNC”

Compañeros aseguran que los mareros los estaban extorsionando

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Reynaldo Ramírez Argueta, de 20 años, se encuentra desaparecido desde el 30 de enero pasado. El celular que tiene no responde desde el 3 de febrero. Foto EDH / Lissette Lemus

Por ??scar Iraheta Arteaga Twitter: @oscar_iraheta

2013-02-07 7:50:00

El cumpleaños número 45 de María Argueta ha sido el más triste de su vida. El pasado domingo sé quedó solamente con la promesa del almuerzo que días atrás le hizo su hijo Reynaldo Ramírez.

La razón de su tristeza ha sido la ausencia de Reynaldo, quien se encuentra desparecido desde el pasado miércoles 30 de enero.

Desde esa fecha María vive inmersa en un estado de depresión y angustia. Asegura que tiene la esperanza que de un momento a otro su hijo regrese a casa, como lo hacía todas las noches después de trabajar en una venta de pollo en San Luis Talpa, en La Paz.

Para María la última señal que recibió fue que el celular de Reynaldo dio entrada por dos horas a un sin número de llamadas y mensaje que le realizó el día de su cumpleaños. Después de dos horas se apagó y desde ese día está apagado.

María está consciente del macabro destino que tienen muchas de las personas desparecidas en el país.

Sin embargo, tiene la esperanza que su hijo esté con vida y un día regrese a casa.

“Devuélvanme a mi hijo por favor, les prometo que no le diré nada a la Policía. No les preguntaré nada, solo les diré que Dios los bendiga”, relató la señora entre sollozos.

Otra integrante de la familia Ramírez Argueta que está afectada por la desaparición de Reynaldo, es su esposa, quien llora durante todas las noches junto al niño de ambos de un año y dos meses.

“Esto nos ha afectado a toda la familia. Es desesperante. Todos los días es un calvario pensar dónde estará mi hijo. No tenemos nada de información sobre su paradero”, afirma la señora.

El último momento que vieron a Reynaldo

La madre del joven de 20 años afirmó que la última persona que vio a Reynaldo en el centro de San Luis Talpa, fue una señora, quien le comentó que Reynaldo estuvo platicando con cuatro sujetos a una cuadra del puesto de la Policía después de salir del trabajo. De ahí, nadie da referencia del joven.

María recuerda que llamó al celular de su hijo en la tarde y no respondió. A las 9:00 de la noche al ver que no regresó a la casa volvió a llamar, pero el celular ya estaba apagado.

Agregó que al día siguiente la esposa de su hijo salió a buscar al joven a su lugar de trabajo, pero nadie dio referencia de él.

La joven se abocó al puesto de la Policía en San Luis Talpa, pero un agente le dijo que tenía que esperar 24 horas para tomarle la denuncia de la desaparición de Reynaldo.

El viernes 1, María regresó a la venta de pollos, situada en la entrada de San Luis Talpa. Nadie tenía noticias de Reynaldo, pero sus compañeros de trabajo le dieron una posible razón sobre la desaparición del joven.

Los empleados le confesaron a María que las pandillas los estaban extorsionado desde hace meses y que se habían retrasado en pagar el dinero de las extorsiones.

“Los compañeros de mi hijo dicen que los estaban extorsionando y se habían retrasado en el pago, pero luego pagaron. No sabemos si en venganza por no pagar el dinero agarraron a mi hijo y se lo llevaron”, afirmó la señora.

María recuerda que Reynaldo también le había comentado días atrás que un hombre llegó al trabajo y en tono amenazante le expresó que “le dijera a su papá que si se iba a ser evangélico que se hiciera de verdad, pero que no anduviera engañando a la gente”.

María confesó que las palabras de esa persona no tienen sentido, ya que Reynaldo tiene poca comunicación con su padre porque no vive con él desde hace muchos años.

Otras personas le aseguraron que los mareros también extorsionaba al padre del joven, ya que tiene un negocio.

Trabajador y miembro de una iglesia evangélica

La madre del joven confirmó que su hijo después de estudiar su bachillerato hace dos años decidió trabajar para ayudar a la casa y mantener económicamente a su esposa e hijo de un año y dos meses d.

Indicó que en noviembre pasado trabajó en el Aeropuerto Internacional El Salvador durante la temporada navideña.

Después se fue a trabajar a la venta de comida rápida de pollos situada en la entrada de San Luis Talpa.

Reynaldo asistía desde hace años a una iglesia evangélica en la colonia donde vivía.

“Desde hace un mes había hecho compromisos con la iglesia y había aceptado a Dios en su vida. Mi hijo no era malo y solo trabajaba para mantener a su familia”, dijo la doliente.