La explotación indiscriminada de la zona boscosa que rodea la laguna El Jocotal y las malas prácticas de pesca que algunos miembros de las comunidades aplican, son algunas de las situaciones que están contribuyendo a la extinción de muchas especies de flora y fauna, y con ello a que disminuya su atractivo turístico paulatinamente.
Los residentes del cantón El Borbollón, por donde se tiene acceso rápido a este espejo de agua ubicado en el departamento de San Miguel, detallan que allí la mayoría vive de la pesca y muy pocos de la agricultura.
Esto es lógico ante la diversidad de peces que aún hay: tilapia, guapote, mojarra, bagre, zambo e incluso robalo, que tienen mucha demanda.
Pero también hay aves como pelícanos que se mantienen sobre los islotes formados por las ninfas, en espera de avistar bancos de peces o caracoles, estos últimos, de forma curiosa, flotan en las corrientes.
También se lucen las majestuosas garzas blancas, las montellinas y zarcetas. Estas últimas son aves color negro con una franja blanca en las alas.
El reto de cuidar este humedal, así como otros del país que van desde el complejo Jaltepeque, la bahía de Jiquilisco, embalse del Cerrón Grande, laguna de Olomega y complejo Güija, debe trascender de los discursos como el Día Mundial de Los Humedales, que se celebra y que este año ha propiciado la emisión del “Catálogo de Zonas Críticas Prioritarias en Humedales” y la “Estrategia y el Plan Ambiental Operativo”.
El biólogo Alex Hasbún, director de la Fundación Zoológica de El Salvador (Funzel) deja claro que la vida de los humedales está en serio peligro debido a la contaminación que llega a ellos a través de los ríos (arrastran químicos utilizados en la agricultura, objetos plásticos y sedimentos ) y eso genera un desbalance que afecta a la biodiversidad que albergan.
En el caso de la laguna El Jocotal no se puede pasar por alto el impacto que tienen las actividades cotidianas de las familias que habitan en los alrededores, así como la presencia de los turistas que llegan los fines de semana o días festivos.
En las márgenes, es común ver a las mujeres, jóvenes y niños lavando ropa o bañándose, lo cual implica el uso de muchos químicos.
Además, pese a que en la zona hay depósitos de basura, en el agua se ven flotando bolsas plásticas, botellas y otros utensilios desechables. Mucho de ello se queda rezagado en las manchas de ninfa que el viento mueve de un lado a otro.
Es un hecho que esos residuos plásticos representan un peligro para las aves y peces que pueden confundirlos con comida, así como también para los cocodrilos y lagartos que los pescadores avistan con frecuencia.
César Gustavo Mendoza, un pescador de 26 años, dijo que en el sector hay guarda recursos pagados por el gobierno, quienes hacen rondas para verificar que no haya presencia de cazadores furtivos.