Miles exigen la renuncia de Rousseff

Convocadas por la oposición, miles de personas se concentraron en decenas de ciudades de Brasil para   protestar contra la corrupción y la gestión económica del actual gobierno izquierdista

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elsalvador.com

Por Agencias Internacionales

2015-08-16 7:45:00

BRASIL.  Cientos de miles de personas tomaron ayer las calles de más de un centenar de ciudades de Brasil y exigieron la destitución de la presidenta Dilma Rousseff, quien está cada vez más acorralada por la corrupción en Petrobras y una economía casi en recesión. 

Las protestas fueron convocadas por grupos opositores ajenos a la política formal y fueron menores que otras dos realizadas este año, que llegaron a congregar a 2.5 millones de personas, aunque tuvieron como diferencia el coro que ayer gritó “Fuera Dilma” en todo el país. 

En todos los casos, en boca de los manifestantes estuvieron las corruptelas en Petrobras, que involucran a dirigentes del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), y la crisis en que se ha sumergido la economía nacional, que este año se encogerá en torno a un 1,5 %. 

La convocatoria fue apoyada por ciudadanos de unas 150 ciudades que tomaron las calles desde las primeras horas, vestidos en su gran mayoría con los colores verde y amarillo de la bandera brasileña. 

La mayor concentración se dio en la Avenida Paulista, el corazón del mundo de los negocios y las finanzas en Sao Paulo y el principal bastión electoral de unos partidos de oposición más envalentonados y que hoy, a diferencia de las manifestaciones realizadas en marzo y abril pasados, salieron a la calle en respaldo a la protesta. 

La Avenida Paulista fue totalmente ocupada por los manifestantes y la Policía informó de que sólo allí se concentraron unas 350.000 personas. 

En el resto del país, los cálculos de la Policía apuntaban a que poco más de medio millón de personas dedicó el domingo a protestar. 

En Belo Horizonte, el excandidato presidencial Aécio Neves se sumó a los manifestantes e incluso pronunció un breve discurso ante unas seis mil personas. 

Neves, presidente del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y quien perdió frente a Rousseff las elecciones de octubre pasado por tres puntos porcentuales, declaró que el país “no acepta más tanta impunidad, tanta mentira y tanta corrupción”. 

Entre los políticos que se sumaron a las protestas hubo también algunos del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que integra la coalición de Gobierno y lidera el vicepresidente Michel Temer, lo cual revela el grado de descomposición de la base de apoyo a Rousseff. 

Las protestas también tuvieron como blanco al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, fundador del PT, antecesor y padrino político de Rousseff, a quien los manifestantes representaron con enormes muñecos que vestían trajes a rayas de presidiario y tildaron en sus pancartas de “jefe” de la corrupción en Petrobras. 

La única reacción del PT ayer frente a las protestas fue un acto de “solidaridad” con Lula y Rousseff, realizado frente al instituto que el expresidente dirige en Sao Paulo, que congregó un millar de personas. 

Rousseff, por su parte, convocó para una reunión a algunos de sus ministros, tras la cual el titular de Información, Edinho Silva, dijo en una nota de apenas una línea que las protestas prueban la “normalidad democrática” que vive el país. 

La respuesta del PT y de los movimientos sociales que apoyan al Gobierno será el próximo jueves, cuando han sido convocados actos en todo el país “en defensa de la democracia” y “contra el golpe”.

La popularidad de la mandataria ha caído a cifras de un dígito tras cuatro años de frágil o nulo crecimiento económico y el colosal escándalo de corrupción en Petrobras que ha salpicado a su PT, en el poder hace más de 12 años, así como a otros partidos de la coalición de gobierno.

Decenas de políticos -incluidos los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado- y algunos de los principales empresarios de Brasil son investigados en este escándalo que ya ha llevado a la cárcel a varios ex jerarcas de Petrobras, a José Dirceu, quien fuera mano derecha del presidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), y al tesorero del PT, Joao Vaccari Neto.

De acuerdo con la Policía, las empresas privadas implicadas en el asunto obtenían contratos amañados con Petrobras, inflaban los valores y repartían las diferencias entre directores de la estatal y los políticos que amparaban las corruptelas.

En El Salvador, entre las empresas que resultaron ligadas al escándalo Petrobras están Odebrecht y Queiroz Galvão; seleccionadas por la CEL (Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa), durante el gobierno de Mauricio Funes, para ejecutar obras eléctricas en El Salvador.

Queiroz Galvão fue contratada para ampliar la presa hidroeléctrica 5 de Noviembre y Odebrecht fue preseleccionada para construir El Chaparral, cuyas obras fueron abandonadas a medias y pese a ello el Estado terminó pagando $108 millones. 

Otra empresa investigada en el caso Petrobras es Intertechne, contratada por CEL para hacer dos diseños de la represa.