Castro se reúne con el Papa y dice que podría volver a Iglesia

Francisco visitará Cuba el próximo septiembre, antes de trasladarse a Estados Unidos

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El Papa Francisco (d) durante la recepción privada en la que se reunió con el dictador cubano Raúl Castro, en El Vaticano. foto edh /efe

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2015-05-10 7:00:00

CIUDAD DEL VATICANO. El presidente cubano, Raúl Castro, agradeció ayer al Papa Francisco la intermediación realizada para descongelar las relaciones entre La Habana y Washington, y dijo que el Papa lo impresionó tanto que podría volver a la Iglesia católica pese a ser comunista.

La visita está relacionada con el papel fundamental del Pontífice en el histórico acercamiento entre Washington y La Habana, así como con la visita que realizará Francisco a la isla en septiembre en su viaje a Estados Unidos.

“Él es un jesuita y yo, de alguna manera, también lo soy, siempre estuve en escuelas de jesuitas y conocí muy bien al sacerdote brasileño Frei Betto, teólogo de la teología de la liberación, y yo le decía: Yo he escuchado más misas que tú”, señaló.

“Cuando el Papa vaya a Cuba en septiembre, prometo que iré a todas sus misas y con satisfacción”, manifestó en un encuentro junto al primer ministro italiano, Matteo Renzi, al final de una reunión.

Contó que tras la reunión con Francisco quedó “muy impresionado por su sabiduría, su modestia, y todas sus virtudes que conocemos que tiene”.

“Yo leo todos los discursos del Papa, sus comentarios, y si el Papa sigue así, yo volveré a rezar y volveré a la Iglesia, y no lo digo por broma”, manifestó.

“Yo soy del Partido Comunista Cubano, que no admitía creyentes, pero ahora lo estamos permitiendo, que es un paso importante”, expresó.

En un comunicado, el Vaticano informó que el “muy cordial” encuentro duró más de 50 minutos. Agregó que Castro agradeció al Papa por su papel a favor de una mejor relación entre Cuba y Estados Unidos y manifestó “los sentimientos del pueblo cubano de espera y preparación por su próxima visita a la isla en septiembre”.

Castro llegó a Roma procedente de Rusia, donde el sábado asistió a la celebración del 70o aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial.

Raúl Castro le regaló al Pontífice una medalla conmemorativa de la catedral de La Habana y un cuadro que representa una gran cruz hecha con los restos de embarcaciones hundidas, ante la cual hay un migrante orando.

El Papa le ofreció su exhortación apostólica Evangelii Gaudium y una gran medalla que representa a San Martín, el santo húngaro del siglo IV que cubre al pobre con su capa.

Francisco dijo que le hacía este regalo con mucho gusto porque recuerda no solo el empeño de ayudar y proteger a los pobres, sino también de promover activamente la dignidad.

“Hay que vestir a los pobres y promoverlos”, subrayó Francisco ante su invitado, a quien también regaló su exhortación apostólica “El Evangelio de la Alegría”, el texto base de su pontificado. Y al entregarlo, agregó, “ahí va a encontrar algunos temas de los que le interesan a usted”, dado que la exhortación tiene una parte religiosa y otra social.

En diciembre, Castro y el presidente estadounidense Barack Obama anunciaron la reanudación de las relaciones diplomáticas de sus países. Los dos elogiaron entonces la mediación del Papa en el proceso de distensión.

La Santa Sede confirmó que, en los meses previos al anuncio, el Papa escribió varias misivas a ambos gobernantes para invitarles a “resolver cuestiones humanitarias de común interés, como la situación de algunos detenidos”.

Castro solicitó después un encuentro informal con Francisco en el Vaticano.

La Santa Sede y Cuba mantienen relaciones diplomáticas desde el 7 de junio de 1935, que han pasado por momentos de tensión.

Según datos del arzobispado de La Habana, un 60 % de la población cubana es católica; hay unos 650 templos, 340 sacerdotes y unas 600 religiosas.

Raúl Castro siguió los pasos de su hermano Fidel, quien en noviembre de 1996 visitó al papa Juan Pablo II en el Vaticano.

Fidel Castro aprovechó la oportunidad para invitar al pontífice polaco a la Isla, un hecho histórico en el marco de una apertura religiosa y social en Cuba y el endurecimiento de la política estadounidense de la época contra la nación caribeña.

Juan Pablo II llegó a La Habana en 1998 y su gira por la isla causó un fuerte impacto mediático. Allí se ganó la admiración de la población por su carisma, una hazaña que no pudo repetir su sucesor, Benedicto XVI, quien estuvo en Cuba en 2012. —AGENCIAS.