Prevén cambios económicos y políticos en Brasil y Argentina

El tanque de pensamiento Brookings reunió a académicos y a periodistas, quienes discutieron sobre el similar destino que enfrentarían los dos gigantes del Cono Sur. El FMI ha advertido que tendrán bajo crecimiento

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elsalvador.com

Por Gerardo Torres Twitter: @GerardoTots Especial desde Washington

2015-04-21 8:00:00

En su informe de Perspectivas Económicas Globales, el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunciaba que Brasil, Argentina y Venezuela iban a ser los países con menor crecimiento económico de la región.

Por tanto, parece que el futuro económico de Brasil y Argentina es similar, pero el futuro político de ambos países es distinto: Dilma Rousseff acaba de ganar la reelección y Cristina de Kirchner ya va de salida, según expusieron periodistas especialistas en esa coyuntura durante un foro en Washington DC.

Raúl Juste Lores, corresponsal en Washington del Folha de Sao Paulo, explica que la popularidad de Dilma Rousseff ha caído drásticamente desde su reelección en octubre; las últimas encuestas mostraban que nueve de cada 10 brasileños desaprobaban su gobierno y su trabajo.

Juste Lores cree que los presidentes anteriores a Rousseff (Fernando Henrique Cardoso y Lula da Silva) tenían más astucia que Dilma y supieron construir consensos en un país que tiene 28 partidos políticos distintos en el Congreso. “Dilma Rousseff claramente no tiene el talento de Lula o Fernando Henrique Cardoso”, afirma el periodista. Sin embargo, la falta de carisma o talento no es el principal motivo por el que la popularidad de la mandataria ha caído, sino que tiene más que ver con promesas rotas.

El corresponsal del Folha de Sao Paulo comenta que el “boom” de los productos básicos, los programas sociales que fomentaron el consumo interno, y el enorme aporte de China lograron el famoso “boom” económico brasileño que fue utilizado por el gobierno para paliar cualquier crisis política y construir una base social sólida. Durante momentos difíciles, el gobierno era capaz de contratar a más personas y de subir los salarios públicos. Sin embargo, el precio de los productos básicos se fue en picada y llegó el momento de tomar decisiones difíciles.

Juste considera que el problema fue que durante la campaña de reelección de Dilma, el Partido de los Trabajadores prometió que no habría sacrificios para salir de la crisis, pero al mes de llegar al poder el gobierno ya estaba haciendo ajustes económicos, lo cual hizo que las personas salieran a protestar a las calles. “Incluso los brasileños pobres y de clase media agradecidos al Partido de los Trabajadores por sus programas sociales se sienten engañados”, añade el periodista.

Silvia Pisani, corresponsal de La Nación en Washington, considera que la gran diferencia en el plano doméstico de ambos países es que Dilma Rousseff está empezando un nuevo periodo en la presidencia, mientras que en Argentina habrá elecciones dentro de siete meses.

La periodista cree que en Argentina hay mucha expectativa de cambio, pero aún hay una gran pregunta por resolver: ¿Cómo se comportará Cristina de Kirchner y el kirchnerismo fuera del poder, tras tantos años en el gobierno? Pisani cree que eso dependerá de quién gane las elecciones. Explica que si gana Daniel Scioli, vicepresidente del fallecido Néstor Kirchner, es probable que la presidenta siga teniendo mucha influencia; si gana Mauricio Macri, jefe de Gobierno de Buenos Aires, el kirchnerismo no jugaría un papel importante; y si gana Sergio Massa, antiguo kirchnerista y ahora opositor, definitivamente Cristina Fernández de Kirchner no tendrá ninguna influencia.

Sin embargo, Pisani no se muestra tan preocupada por el papel que jugará la actual mandataria en el futuro sino por los desafíos económicos del nuevo gobierno: inflación, desbalance fiscal, restricciones monetarias y restricciones en el mercado por los famosos “holdouts”, a los que Cristina de Kirchner llama “fondos buitre”.

Además, hay nuevos problemas de los cuales no se habla mucho en Argentina: narcotráfico (el cual empieza a invadir la política, el deporte y la empresa, según cuenta Pisani) y la marcada división ideológica de la sociedad.

Y Harold Trinkunas, director del programa de América Latina en Brookings Institute, cree que uno de los cambios más importantes en la región fue la resolución del conflicto argentino-brasileño, porque eso propició los esfuerzos de integración regional.

En el tema de política exterior, Trinkunas explica la estrategia de ambos países.

Indica que la ambición brasileña era usar su buen momento económico para jugar un papel más importante en el mundo. Brasil tenía un gran poder de atracción durante la época de Lula y el modelo económico, social y político era atractivo para el resto del mundo. Se abrieron más embajadas que en toda la historia y Brasil se empezaba a consolidar como una alternativa a modelos más autoritarios.

Sin embargo, la crisis económica llegó y los escándalos de corrupción fueron desvelados, lo cual causó que Brasil perdiera presencia en el mundo. Ahora la nueva estrategia de ese gigante sudamericano es restablecer buenas relaciones con Estados Unidos, para impulsar el crecimiento económico y solucionar la crisis causada por el escándalo con Petrobras y volver a tener credibilidad.

En el caso argentino, Trinkunas explica que en el pasado Argentina jugaba un papel importante como un líder de pensamiento a nivel global y que eso funcionó hasta la crisis económica de principios de siglo.

Y señala que en la actualidad Argentina juega un papel más antagonista del orden internacional liberal. El gobierno de Cristina de Kirchner ha tenido confrontaciones directas con Estados Unidos y Reino Unido, y ha tenido posturas más cercanas a Rusia y China. Además, indica que la presidenta de Argentina se ha encargado de fomentar el nacionalismo con la intención de “distraer de algunos problemas dentro de casa”.

Trinkunas cree que el éxito en el futuro pasa porque Brasil pueda relanzar su economía y resuelva sus escándalos de corrupción. Para ello, el gobierno de Rousseff debe dar soluciones creíbles a la crisis económica, dice, porque hay mucha esperanza en que el nuevo ministro de Finanzas de Brasil, Joaquim Levy, se convierta en una especia de “salvador” de la economía.

Además, apunta que el sistema judicial tiene un gran desafío para consolidarse como un sistema maduro y confiable en procesar a los involucrados en el escándalo de Petrobras. Mientras que en el caso argentino, el gobierno actual no está interesado en mejorar las relaciones con la Unión Europea y EE. UU.