Salvadoreños recuerdan a los fieles difuntos

Abarrotaron los 573 cementerios del país

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elsalvador.com

Por Jenny Ventura Nidia María Hernández comunidades@eldiariodehoy.com

2014-11-02 7:00:00

Los 573 cementerios a nivel nacional lucieron adornados por la vistosidad de flores que los salvadoreños colocaron en las tumbas de sus seres queridos. Y es que ayer se celebró el Día de los Difuntos.

Fue un día para conmemorar a los que ya partieron. Algunos visitaron los camposantos y elevaron oraciones por ellos. Otros pagaron para que los músicos tocaron las melodías más gustadas por sus parientes ausentes.

Otras personas organizaron una actividad familiar, tanto que llevaron sillas, alimentos, bebidas y hasta cocina.

“Es un momento para recordar y dar a gracias a Dios por la vida. Nosotros nos estamos aquí hasta que cierra el cementerio”, expresó Reina Granados, quien visitó la tumba de su hermana en el cementerio La Bermeja, en San Salvador.

El camposanto de Los Ilustres y Jardines del Recuerdo, en la capital, también tuvo afluencia de visitantes.

La seguridad departe de los miembros de la Policía Nacional Civil (PNC) y Cuerpo de Agentes Municipales (CAM), no se hizo esperar, habían dispositivos desplegados en los principales cementerios.

Conmemoran en San Miguel

Francis Ramírez, de 26 años, llegó desde las 7:00 de la mañana de ayer junto a su esposo e hijo de seis años al cementerio general de San Miguel a enflorar la tumba de su hijo gemelo que falleció por complicaciones de prematuro.

“Desde hace seis años vengo, le decoro toda la tumba y permanecemos casi todo el día, mi niño murió a los cuatro meses de nacido pero me quedó su hermano”, aseguró la fémina.

Las ventas también abarrotaron la entrada y pasillos del cementerio, no faltaron las flores que se encontraban a precios cómodos al bolsillo de los visitantes.

Entre las actividades que se llevaron acabo en el camposanto fue una misa para los miembros de la Fuerza Armada caídos en batalla.

En La Unión, el camposanto también lució aglomerado, aunque muchas de las tumbas lucían descuidadas, todo lo contrario a lo que sucedió en San Miguel, donde la mayoría estaba arreglada y pintada.