Libre y sin cargos policía que mató a un joven de color en Ferguson

El gran jurado consideró que no hay pruebas para procesar al agente por la muerte del joven

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elsalvador.com

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2014-11-24 10:00:00

MISURI. El agente de policía que mató en agosto a un joven afroamericano desarmado, en Ferguson (Misuri), seguirá libre y no afrontará un proceso judicial. Al cierre de esta edición, las autoridades tuvieron que usar gas lacrimógeno para dispersar a la multitud que protestó contra la resolución.

Tras tres meses de deliberaciones, la Fiscalía anunció anoche el dictamen de un gran jurado sobre la muerte de Michael Brown, de 18 años, por disparos del agente blanco Darren Wilson, de 28, en un suburbio de San Luis, en el medio oeste de Estados Unidos.

El jurado decidió no presentar cargos contra Wilson, al considerar que no existen suficientes pruebas para procesarlo por el asesinato de Brown. El policía está en libertad y mantiene su sueldo desde el suceso que desencadenó una de las mayores protestas raciales, en este país, en las últimas décadas.

El fiscal del condado de St. Louis, Robert McCulloch, explicó durante su comparecencia, la noche del lunes, que el jurado, formado por 12 ciudadanos, es el único ente que ha tenido acceso a todas las pruebas sobre cómo murió el joven Brown.

El jurado investigador estaba integrado por nueve personas blancas y tres negras y se reunió semanalmente desde el 20 de agosto para sopesar la evidencia, explicó.

Se habrían requerido, al menos, nueve votos para acusar formalmente a Wilson. El panel se reunió en secreto, una práctica estándar para este tipo de procedimientos.

Brown murió en pleno mediodía de un sábado, por el impacto de al menos seis disparos de Wilson mientras andaba con un amigo por la calzada en una calle residencial. La policía sostiene que hubo un forcejeo por el arma del agente, mientras el amigo que acompañaba a Brown asegura que este alzó sus brazos en señal de rendición.

El jurado informó a McCulloch, que se reunió durante 25 días y escuchó más de 70 horas de entrevistas, testimonios de 60 testigos y estudió cinco posibilidades para la imputación del agente Wilson, desde el asesinato en primer grado hasta homicidio involuntario. Terminadas las deliberaciones, decidieron que no podía ser procesado por ninguno de esos cargos.

La decisión de no imputar a Wilson era esperada por muchos en Ferguson, a partir de las filtraciones periodísticas de la investigación y las intensas preparaciones de policía, escuelas y comercios ante la previsible ola de indignación que desencadenaría un veredicto como este.

No obstante, continúa la investigación del Departamento de Justicia sobre si hubo una violación de los derechos civiles en un caso en el que convergen dos debates claves: la discriminación racial y la violencia policial.

El temor en el área de St. Louis es que las protestas sean aún más intensas de las que se vivieron durante las dos semanas posteriores a la muerte de Brown, el 9 de agosto. Desde entonces, han tenido lugar pequeñas manifestaciones esporádicas. En Ferguson, la expectación por el dictamen judicial, anoche, era máxima.

A esa hora, un pequeño contingente se interponía entre decenas de personas y el edificio de la estación de Policía de Ferguson.

Al escuchar la resolución, en un primer momento, desde la multitud lanzaron piedras y botellas contra los antimotines. Otros manifestantes comenzaron a cantar con fuerza, pero pacíficamente.

La policía estaba en la calle apertrechada y lanzó gas para dispersar a la turba.

Según la cadena CNN, autos de la policía fueron vandalizados y se escuchaban algunos disparos.

La familia del joven expresó “su profunda decepción” tras conocer el fallo, pero pidió a los manifestantes que eviten los altercados: “responder a la violencia con violencia no es la respuesta”, señalaron en su nota.

Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, declaró anoche que hay que aceptar la decisión del jurado en el caso de Michael Brown.

El mandatario hizo un llamado a las autoridades en Ferguson, para manejar las protestas y aseguró que quienes violen la ley tienen que rendir cuentas.

Reconoció que aún hay profunda desconfianza entre autoridades y comunidades, como resultado de temas raciales . —AGENCIAS.