Día clave para Escocia: seguir o separarse del Reino Unido

Tres nuevas encuestas sobre intención de voto daban ligera ventaja al "no" a la independencia

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elsalvador.com

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2014-09-17 7:00:00

PARÍS. El mundo está conteniendo la respiración, y en su mayoría espera que Escocia vote “no” a la independencia de Reino Unido en un referendo que se celebrará hoy.

Por interés propio y geopolítico, las principales potencias, desde Pekín y Washington hasta Moscú y Nueva Delhi, están rezando en silencio para que Reino Unido siga de una pieza y no se genere un precedente contagioso de fragmentación de un Estado en tiempos de inestabilidad.

Entre los socios europeos de Londres, Alemania ha dicho abiertamente que preferiría que Reino Unido siga como está, mientras que otros países, sobre todo España, Bélgica e Italia, esperan que el referendo escocés no cree o aliente problemas en su propia cohesión interna.

Rusia y China, a menudo enfrentadas a Reino Unido en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, tienen fuertes motivos internos para evitar que se descomponga la antigua nación imperial, ya que ambas quieren mantener a raya el separatismo en sus países.

Los únicos grupos en el mundo que apoyan la soberanía escocesa son pueblos sin un Estado propio, como los catalanes en España, los cachemires en India o los kurdos repartidos entre Turquía, Iraq e Irán, mucho de los cuales claman por su autodeterminación.

Estados Unidos ha dejado claro que quiere que Reino Unido siga “fuerte, robusta y unida, y (sea) un socio efectivo”, en palabras del presidente Barack Obama, aunque dijo que la decisión depende de los escoceses.

Londres ha sido desde hace tiempo el más leal aliado de Washington en la defensa del pacto de la OTAN y en intervenciones militares en Oriente Medio y otros lugares.

“Estados Unidos esperaba que no necesitase posicionarse sobre eso y que el asunto de la independencia simplemente desaparecería”, dijo Fiona Hill, exespecialista del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos sobre Europa y que ahora trabaja para el grupo de pensamiento Brookings Institution.

“Nadie creía que fuera una posibilidad hasta hace pocas semanas. Ahora tienen que empezar a pensar en serio sobre ello”, dijo.

El gran respaldo del “no” en los sondeos de opinión se redujo durante el verano y los unionistas tienen ahora sólo una leve ventaja en la mayoría de sondeos.

Aunque los políticos apenas han buscado su voto, los residentes no escoceses de Escocia pueden tener la clave de la victoria en un ajustado referéndum en que una sola papeleta podría decantar la balanza.

Tras una campaña frenética y muy reñida, con enfrentamientos pasionales y encuestas que han ido acercando posiciones entre ambos bandos, tres sondeos publicados ayer ampliaban al 52 % la ventaja del “no”, cuatro puntos por delante del “sí”.

Los datos de esas encuestas, publicadas en los diarios “The Scotsman”, “Daily Mail” y “Daily Telegraph”, excluyen el porcentaje de indecisos, que oscilaría entre el 14 y el 8% y puede ser clave en el resultado.

Paralelamente, unos 800,000 escoceses que viven fuera de Escocia no podrán pronunciarse hoy sobre el futuro de su país.

Las implicaciones

Los responsables de Defensa de Estados Unidos han mostrado preocupaciones por las complicaciones que acarrearía una Escocia independiente, que construye los portaaviones británicos y contiene su única base de submarinos nucleares.

Los diplomáticos estadounidenses temen que la ruptura con Reino Unido debilitaría a ambas partes económicamente y haría más probable una salida británica de la UE, debilitando la influencia de Washington en el bloque.

Si Escocia vota a favor de su independencia, Washington querrá que esté en la UE y la OTAN, dijo Hill.

Por su parte, el primer ministro británico, David Cameron, insistió ayer en que no dimitirá si gana el “sí” en el referéndum. Cameron dijo que su nombre no aparece en la papeleta de votación y que su futuro será decidido en las elecciones generales de 2015.

Algunos analistas insisten en que la posición de Cameron puede ser muy difícil y podría verse obligado a dimitir si gana el “sí” a la independencia por haber llegado en 2012 a un acuerdo con el ministro principal escocés, Alex Salmond, para celebrar el histórico referéndum.

Cameron admitió ayer que está “nervioso” antes de la votación, pero insistió en que confía en la victoria del “no”.—AGENCIAS.