Cae jefe de presidios por integrar banda criminal en Guatemala

La estructura la dirigía, desde la cárcel, un exmilitar, quien pagaba sobornos al director de prisiones

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elsalvador.com

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2014-09-03 7:00:00

GUATEMALA. El director del Sistema Penitenciario de Guatemala, Edgar Camargo, fue capturado ayer bajo cargos de integrar una banda criminal acusada de realizar actos delictivos desde la prisión, como lavado de dinero, informó la fiscalía. Quien fuera subdirector de presidios, Edy Fisher, también fue detenido.

“La investigación ha logrado establecer que existe dentro del Sistema Penitenciario un grupo de personas concertadas con el objeto de ejercer control e influencia en dicho sistema con diversos fines ilícitos”, comentó a los medios la Fiscal General, Thelma Aldana.

Aldana precisó que Camargo fue detenido por los supuestos cargos de asociación ilícita, cohecho pasivo y conspiración para el lavado de dinero.

La funcionaria detalló que la organización es dirigida desde la cárcel por Byron Lima Oliva, un capitán del Ejército condenado en 2001 a 20 años de prisión por el asesinato del obispo guatemalteco Juan Gerardi, el 26 de abril de 1998.

Gerardi culpaba a los militares de la mayor parte de las muertes ocurridas durante la guerra civil guatemalteca que se extendió durante 36 años.

Lima Oliva, quien cumple prisión en la cárcel Pavoncito de la periferia este de la capital, fue señalado por las investigaciones como la figura con más poder dentro del Sistema Penitenciario guatemalteco.

Aldana confirmó que hay 14 personas capturadas ligadas a la red delictiva, que se dedicaba a gestionar traslados ilegales de presos a cambio de beneficios económicos con Camargo como cómplice.

“Tenemos casos concretos y evidencia suficiente para probar estos delitos”, destacó Aldana.

La Fiscalía asegura que Lima pagó millones de dólares en sobornos a Camargo, quien estaba al frente de las prisiones desde hacía un año y medio.

Lima Oliva obtenía el dinero de otros reclusos a los que cobraba, entre otras cosas, por permitirles usar sus teléfonos celulares, pedir comida para llevar y tener encuentros sexuales en la cárcel.

El jurista colombiano Iván Velásquez Gómez, comisionado de la Comisión Internacional contra la Impunidad (Cicig), denunció que “Lima Oliva representa para muchos de los reos la verdadera autoridad y por tanto a él recurren para favores y privilegios”.

El director de la Cicig explicó que el cobro que Lima hacía por cada traslado de reos era nunca inferior a $7 mil, lo cual le facilitó que pudiera obtener grandes cantidades de dinero que le han permitido adquirir propiedades en la playa, en condominios exclusivos, carros de lujo y hasta caballos, publicó el diario Prensa Libre.

Añadió que Lima Oliva “vendía” beneficios en prisión que iban desde el ingreso de celulares, aparatos electrodomésticos y de comida hasta visitas conyugales a cambio de dinero y bienes que compartía, entre otras personas, con Camargo.

Según Prensa Libre, Lima Oliva también era privilegiado con salidas fuera de prisión para diversas actividades con la autorización de funcionarios del sistema penitenciario.

Las libertades de Lima Oliva en la prisión de Pavoncito donde cumple su condena llegaron al colmo de ordenar comida a domicilio vía telefónica.

También indicó que Lima junto a otro reo eran las personas que hacían uso de celulares de última generación para coordinar los traslados.

Durante la investigación se evidenció la gran cantidad de vehículos que posee el militar, y que varios vehículos blindados de su propiedad aparecían en la cárcel de Pavoncito y en otras ocasiones estaba en el salón y spa de la compañera de Lima Oliva, afirmó Gómez.

El ministro de Gobernación, Mauricio López Bonilla, se quejó que sobre algunas situaciones que logró detectar sobre el comportamiento del militar, pero que era un caso que se debía investigar a profundidad.

Bonilla afirmó que una de las situaciones anómalas en Presidios era que el militar es una reo condenado, y Pavoncito es un centro preventivo por lo cual era incorrecto que él estuviera en ese lugar, y cuando se intentaba hacer los cambios surgían los amparos que impedían su traslado a otro centro de condena . —AGENCIAS