MOSCÚ. Rusia prohibió ayer la mayoría de las importaciones de alimentos básicos de EE. UU. y la Unión Europea (UE) en represalia por las sanciones que recibió por su papel en Ucrania, una medida que costará miles de millones de dólares a los agricultores occidentales, pero que también podría dejar vacíos los estantes en las ciudades rusas.
La decisión demuestra que si bien el presidente Vladimir Putin no parece dispuesto a hacer caso a los llamados de los nacionalistas rusos para enviar tropas a Ucrania, sí está dispuesto a permitir que Rusia sufra daños significativos en una guerra económica con Occidente.
Estados Unidos y la Unión Europea acusan a Rusia, que se anexionó la península ucraniana de Crimea en marzo, de fomentar las tensiones en el este de Ucrania al suministrar armas y conocimientos a la insurgencia pro rusa, y han impuesto la congelación de activos y la prohibición de préstamos sobre varias personas y empresas.
Moscú niega que esté apoyando a los rebeldes y acusa a Occidente de bloquear los intentos de lograr arreglos políticos al alentar a Kiev a usar la fuerza bruta para aplastar la insurgencia. —AGENCIAS.