Maduro se aferra a las Misiones para sobrevivir

El régimen chavista depende de los programas sociales

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elsalvador.com

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2014-07-06 7:00:00

CARACAS. Según El Nuevo Herald, aunque la crisis económica está llevando a los venezolanos al caos, el régimen de Nicolás Maduro está concentrando todos los esfuerzos en mantener con vida sus programas sociales, ya que su propia supervivencia podría depender de ello.

Analistas dicen que él régimen ve estos programas –conocidos como Misiones– como esenciales para preservar la lealtad de los sectores de menos recursos, en momentos en que las últimas encuestas muestran que los pobres comienzan a alejarse del chavismo.

“La gran pesadilla para el chavismo en este momento es la posibilidad de que los sectores más pobres de la población salgan a protestar. Es por eso que están dispuestos a hacerlo todo para preservar las Misiones, incluso hasta llegar el extremo de financiarlas imprimiendo dinero”, dijo desde Washington Antonio De La Cruz, director ejecutivo de Inter American Trends.

En 15 años, el régimen ha instaurado al menos 42 programas sociales que le han permitido canalizar dinero a los sectores de menores recursos, aumentando de esa manera la sensación de bienestar.

La crisis económica luego tuvo un impacto en el gasto destinado a las Misiones, generando quejas de que el dinero ya no estaba llegando a los Barrios en la misma proporción.

Diego Moya-Ocampos, analista de IHS Global Insight/IHS Jane’s, dijo que las misiones han sido el instrumento fundamental empleado por el chavismo para preservar el respaldo de los sectores populares.

“Muchos de estos mecanismos han terminado convirtiéndose en un mecanismo permanente de chantaje”, comentó Moya desde Londres.

Algo de eso puede verse en la Misión Gran Vivienda, anunciado con bombo y platillo por el fallecido Hugo Chávez en 2012.

El régimen terminó construyendo muchas menos viviendas que las prometidas, y muchas de las unidades que sí fueron terminadas presentan serios problemas constructivos, faltándoles servicios básicos como el suministro de agua o acceso a las ciudades.

“Pero a ninguno de los beneficiarios ha recibido el título de propiedad de las viviendas que les han sido entregadas. Eso ha causado malestar, pero ha servido para que las personas que ocupan esas viviendas se sientan constreñidas a no protestar por temor a que puedan ser desalojados”, explicó. —AGENCIAS.