Costa Rica vivió ayer su segundo día de reflexión del voto para las elecciones de mañana en las que elegirán al presidente, vicepresidentes y a 57 diputados a la Asamblea Nacional, y cuyos resultados podrían obligar a una segunda vuelta electoral en abril, debido a que ninguno de los contendientes alcanzaría el 40 % exigido por la ley.
En estos comicios los costarricenses están ante el dilema de seguir gobernados por el oficialista Partido Liberación Nacional, que aspira a retener el poder por tercer período consecutivo, o decantarse por hacer un giro hacia la izquierda, por primera vez en la historia del país, de la mano del partido Frente Amplio.
Y está un tercer camino de apoyar a otros candidatos de partidos de derecha más conservadores que luchan por sacar del poder “a los mismos de siempre” o evitar que llegue “un comunista” a la Presidencia de la República.
De momento, los aspirantes se han volcado a convencer a los indecisos en las últimas horas previas a los comicios de votar por ellos y sus propuestas electorales, pero con la veda de realizar actos públicos, pagar espacios en los medios, ni divulgar encuestas.
Cada uno lo hará a su manera, pero los candidatos clave como el oficialista Johnny Araya ha dicho que visitará medios, se reunirá con dirigentes de su partido y con figuras de diferentes áreas que le darán apoyo; el izquierdista José María Villalta tiene planeado visitar comunidades en varios puntos del país y atender medios.
Según el Código Electoral, el miércoles fue el último día para la propaganda pagada y la publicación de resultados de sondeos, y quien no respete esta medida se expone a sanciones económicas que van desde los 1,500 a los 37,500 dólares, informó el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE).
Según las encuestas, entre los 13 candidatos inscritos, hay cuatro con más apoyo. —AGENCIAS