Fe une a sobrevivientes del tifón en Filipinas

Algunos acudieron a la iglesia para agradecer por haber sobrevivido. Otros a orar por el alma de los que murieron"

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elsalvador.com

Por AP

2013-11-17 8:00:00

Horas después que el tifón Haiyan se abatió contra las Filipinas, el sacerdote Amadero Alvero salió a las calles, rociando agua bendita sobre los muertos y orando por ellos. Al caer la tarde, el sacerdote de 44 años ya había bendecido unos 50 cadáveres diseminados sobre los escombros de la devastada ciudad.

A continuación regresó a la semi-destruida iglesia Santo Niño y ofició una misa. Alvero volvió a celebrar otra misa el domingo para cientos de sobrevivientes de uno de los peores tifones de que se tenga registro.

“Pese a lo sucedido, todavía creemos en Dios”, comentó. “La iglesia podría haber sido destruida, pero nuestra fe está intacta, mientras los creyentes como gente de Dios, nuestra fe no ha quedado destruida”,

El sol había comenzado a brillar en la primera misa, pero para la segundo, comenzó a llover mientras los fieles trataban de cubrirse de las gotas que caían a través de una extensa abertura causada por el vendaval en el techo del templo situado en el centro de la ciudad. La iglesia no tenía ventanales que habían sido destruidos por el tifón y ahora el vientos mueve una cruz de plata colgada en lo alto de una torre, que ahora está de cabeza.

Fue una de las docenas de iglesias donde se celebraron servicios religiosos con la asistencia de miles de fieles, muchos desamparados y acongojados. Más del 80% de los 90 millones de habitantes de las Filipinas son católicos, siendo la más numerosa en Asia que guarda el legado de su historia como colonia española.

Algunos vinieron a agradecer por haber sobrevivido. Otros a orar por el alma de los que murieron”.

“Venir a misa le da esperanza a la gente de que las cosas finalmente van a ir mejor”, destacó Marino Caintic.

La ciudad de Tacloban, de 220,000 habitantes, fue casi arrasada por completo al paso del tifón del 8 de noviembre.

Santo Niño y otras iglesias también han realizado servicio de asistencia para los que han sobrevivido.

Unas 30 familias desamparadas viven actualmente en la iglesia y hay cajas de agua y alimentos y productos enlatados apilados en el lugar. El agua salada inundó gran parte del primer piso del complejo.

El tifón Haiyan causó la muerte a más de 3.500 personas y destruyó o dañó cientos de miles de viviendas en una región ya empobrecida. Un esfuerzo internacional de socorro se ha despliega a cargo de los militares estadounidenses a fin de asistir a los sobrevivientes.