LÍBANO. Un poderoso carro-bomba que estalló ayer en un barrio del sur de Beirut, bastión del grupo Hezbolá, mató a por lo menos 18 personas y atrapó a decenas más en un infierno de autos y edificios incendiados en el ataque más sangriento contra civiles libaneses vinculado con la guerra civil en Siria.
Se trata del segundo ataque con explosivos en apenas un mes contra uno de los bastiones de apoyo del grupo combatiente chiita, y el más mortífero en décadas.
El atentado levanta el espectro de un Líbano dividido que está siendo empujado aceleradamente al conflicto de su vecino país, un enfrentamiento que se define cada vez más por la división entre sunitas y chiitas.
Rebeldes sunitas con base en Siria y grupos de combatientes islámicos que luchan para derrocar al presidente Bashar Assad han amenazado con atacar bastiones de Hezbolá en Líbano en represalia por intervenir en el conflicto a favor del régimen del mandatario.
La explosión ocurrió en un área muy poblada abrumadoramente chiita controlada firmemente por Hezbolá, convirtiendo las calles abarrotadas de mercados de verduras, panaderías y tiendas en un escenario de destrucción. —AGENCIAS