guatemala. La inseguridad ciudadana, junto al desempleo y el alza incontrolable en los precios de los alimentos, son las asignaturas pendientes de la administración del presidente Otto Pérez Molina, que llegó al poder en enero de 2012 gracias, entre otras cosas, a su promesa de actuar con mano dura frente a la criminalidad.
Un informe de la organización humanitaria Grupo de Apoyo Mutuo (GAM), basado en datos estadísticos proporcionados por el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif), revela que, a 30 de junio, el número de homicidios aumentó en un 7.4 % en relación al mismo periodo de 2012.
Con estas cifras, la tasa de homicidios se sitúa en 42 por cada 100 mil habitantes, lo que coloca a Guatemala como el tercer país más violento de América, por detrás de El Salvador y Honduras.
Según el documento, durante el primer semestre de este año murieron violentamente 401 mujeres y 2,712 hombres, lo que da un promedio diario de 17 asesinatos. Añade que los niños, un sector de la población particularmente vulnerable, no escapan a esta corriente. En el semestre fueron asesinadas 18 niñas y 26 varones menores de edad. La cifra en las primeras se incrementó en un 52%.
La Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa) alertó que el costo de la violencia representó en 2012 el 8 % del producto interno bruto (PIB).
Según Fundesa, organización privada responsable de la investigación, se gastaron $6.730 millones en áreas como la salud y la atención médica —la principal demanda asociada a la violencia—, así como en seguridad privada, seguros, reposición de bienes robados y pérdida de recursos como consecuencia de asesinatos y otros crímenes.
La violencia, advierte, es una de las principales limitantes para nueva inversión, además de la corrupción y la calidad de la infraestructura. —AGENCIAS