BRASIL. El temor a una nueva ola de protestas llevó las autoridades brasileñas a revisar el esquema de seguridad previsto en Río de Janeiro durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), a celebrarse del 23 al 28 de julio con la presencia del papa Francisco, afirmó el diario O Globo.
Según fuentes oficiales, el despliegue de efectivos militares fue ampliado de 8,500 a 9,700 soldados, que se sumarán a unos 3,500 agentes de las policías federal, civil y militarizada.
La decisión de volver más estricta la protección al Pontífice y a los cerca de dos millones de fieles católicos esperados en la cita se debe a la ola de masivas protestas que estalló en Brasil en junio pasado, durante la disputa de la Copa Confederaciones de fútbol.
Las multitudinarias manifestaciones contra la corrupción y los millonarios gastos del Estado en la preparación del Mundial de fútbol de 2014 y en demanda de mejores servicios públicos de transporte, salud y educación tomaron por sorpresa al gobierno, que no desea correr riesgos durante el primer viaje internacional del nuevo Papa.
Más aún, sumado el hecho de que los servicios secretos han detectado que grupos radicales y narcotraficantes estarían pensando en infiltrarse entre los casi dos millones de personas que concentrará la presencia del Papa en su primer viaje internacional, según informó el diario A Folha de São Paulo.
Uno de los cambios en el programa podría ser la visita a la favela de Varginha en la zona de Manguinhos, en Río de Janeiro. Estaba previsto un paseo a pie del Papa por una de sus calles y la visita a algunas familias del lugar. Los responsables por la seguridad del pontífice están examinando reducir al máximo dicha visita. —AGENCIAS