RÍO DE JANEIRO. La presidenta Dilma Rousseff está consternada. Sus asesores la han convencido de que no debe asistir hoy en Río en el mítico Maracaná a la final de la Copa de las Confederaciones que enfrentará a dos campeones mundiales: Brasil y España, publica el periódico español El País.
Rousseff ya había anunciado que estaría en el Maracaná, sobre todo si Brasil llegaba a la final.
¿Por qué no va? Se ha especulado enseguida de que sus asesores temen que, al igual que sucedió en Brasilia en la apertura de la Copa, la mandataria pudiera ser de nuevo abucheada, indica el medio.
En realidad no ha sido el miedo de la presidenta a enfrentar los silbidos, ya que en general los aficionados, en el campo, tienen como costumbre arremeter contra los políticos presentes y sus discursos. Allí el rey es el balón. Hasta el mítico Lula da Silva fue abucheado en 2007 en la apertura de los Juegos Panamericanos en plena popularidad, dice el periódico ibérico.
Más bien, añade la publicación, la preocupación de Dilma es que en Río tuvo lugar la mayor de las manifestaciones de todo el país que sacó a 300 mil personas a la calle y donde fue destruida la sede del gobierno municipal en una acción de las más violentas desde que comenzó la protesta callejera.
Sin compromisos
La Presidencia de la República divulgó ayer la agenda para el fin de semana de la mandataria, en la que reseña que Rousseff estará “sin compromisos oficiales” los días 29 y 30 de junio, de acuerdo a una publicación del periódico español El Mundo.
El medio añade que la decisión de no ir al Maracaná también coincide con la divulgación de una encuesta de popularidad de la mandataria elaborada por el Instituto Datafolha, en la que Rousseff bajó del 57 % al 30 % entre los días 8 y 28 de junio.
El sondeo se realizó a 4,717 personas de 196 municipios a nivel nacional.