BRASIL. Miles de manifestantes volvieron a salir a las calles ayer, en una nueva ola de protestas que han movilizado a centenares de miles de personas contra la corrupción gubernamental y el estado deficiente de los servicios públicos.
La mayor de las más de 80 protestas se realizó en Río de Janeiro, donde unas 300 mil personas, según cálculos de la Universidad Federal, con banderas y carteles bloquearon varias calles y avenidas en una manifestación pacífica.
La policía utilizó bombas de gas lacrimógeno para dispersar a un pequeño grupo de encapuchados que supuestamente intentó invadir la sede de la alcaldía de Río de Janeiro, según fuentes oficiales.
Multitudes se congregaron también en decenas de otras ciudades, incluyendo en la avenida principal de Sao Paulo, la mayor del país, al cumplirse una semana del inicio de las protestas allí contra el alza de los precios del transporte público.
En Sao Paulo protestaron 70 mil personas, dijo Datafolha.
El Partido de los Trabajadores (PT), de Rousseff y su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva, instó ayer a su militancia a apoyar las protestas.
Las protestas comenzaron la semana pasada en Sao Paulo, exclusivamente contra la subida de las tarifas de transporte público, pero ganaron otras reivindicaciones, como mayores inversiones en la salud y la educación pública, y críticas a los elevados gastos del Gobierno para organizar eventos como el Mundial de fútbol de 2014.
Pese a que varias alcaldías, incluyendo las de Sao Paulo y Río de Janeiro, anunciaron la reducción de los pasajes de bus, metro y tren, los manifestantes mantuvieron sus protestas y las de ayer fueron las más numerosas desde que los llamados indignados comenzaron a manifestarse en las calles.
Las manifestaciones son convocadas en las redes sociales por movimientos sociales que alegan no ser representados por ningún partido.
—AGENCIAS.