Castel Gandolfo, la nueva morada de Benedicto XVI

Un vistazo al pueblo donde ahora descansa el Papa emérito. Allí estará hasta que terminen de remodelar el convento Master Ecclesiae.

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elsalvador.com

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2013-03-03 7:00:00

ITALIA. Altos pinos y cipreses decoran la cumbre de la montaña donde está construido el pueblo de Castel Gandolfo. En los valles circundantes, los retoños de los viñedos y de los tilos anuncian la llegada de la primavera.

En los alrededores del Lago Albano, los negocios de alquiler de canoas, que permanecen cerrados durante el invierno, se alistan para una temporada alta de turismo.

Este paisaje se contempla muy bien desde la prodigiosa vista que ofrece la Villa Papal de Castel Gandolfo, en donde, desde hace pocos días, vive Benedicto XVI.

Atrás quedaron los días de verano en los que el patio del Palacio se colmaba de fieles congregados para el rezo del Angelus. Ahora el Papa Emérito descansa, reza, lee, pasea y escucha música, según informó Georg Ganswein, secretario de Benedicto XVI, a través del portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.

Este atractivo pueblo, que en la antigüedad era la casa de campo del Emperador romano Domiciano, facilita el descanso y está ubicado a 30 kilómetros de Roma. Es una localidad de templado clima, calles empedradas, pintorescos edificios y casas de ladrillo y adobe con ventanales y persianas de madera de los más variados colores, y con amplia variedad de restaurantes que ofrecen terrazas decoradas con abundantes flores y una agradable vista al lago Albano.

La tranquilidad y ritmo de vida ordinaria reinan en el ambiente de este pueblo de casi 8 mil habitantes.

“El día que vino el Papa, la gente salió a la plaza exterior del Palacio para despedirle, pero ahora no hay nada fuera de lo normal, porque todos saben que Benedicto XVI está dentro, en otra etapa de su vida”, comenta Angela Mariani, habitante del pueblo.

Para don Pietro Diletti, párroco de la Iglesia San Tommaso di Villanova es un gran honor tener de nuevo a Benedicto XVI con ellos.

“El Papa, poco antes de hacer efectiva su renuncia, dijo desde el balcón que ahora es un simple peregrino que empieza la última etapa de su peregrinación en esta tierra. Es una bendición la presencia de Benedicto XVIen nuestro pueblo, porque sabemos que desde aquí, con su oración, sostiene a la Iglesia”,asegura Diletti.

Desde las 20 horas del pasado 28 de febrero, las puertas del Palacio Papal permanecen cerradas.