EL VATICANO. El papa Benedicto XVI dijo ayer que se retirará al aislamiento y lejos de la atención pública después de su renuncia a fin de mes.
Los obispos auxiliares de la diócesis de Roma y los centenares de sacerdotes le acogieron con aplausos, vivas al Papa y otras muestras de cariño a su llegada al Aula Pablo VI.
El Papa entró apoyándose en un bastón, mientras los aplausos se mezclaban con el canto “Tu sei Petrus” (Tu eres Pedro).
Benedicto XVI respondió con una amplia sonrisa y dando varias veces las gracias por las muestras de cariño.
“Aunque me retire a la oración, siempre estaré cerca de ustedes y estoy seguro de que ustedes estarán cerca mío, incluso si permanezco escondido del mundo”, afirmó en declaraciones espontáneas.
El Papa se refería a una cercanía espiritual, y la expresión “permaneceré escondido para el mundo” es la primera referencia a sus planes de no intervenir en público en la vida de la Iglesia, limitándose a un papel de consejo de su sucesor, si el nuevo Papa se lo pide.
“Debido a mi edad, no he preparado un gran discurso para hoy sino una charla”, ha afirmado el papa, que no tenía ningún texto preparado, sin embargo, durante la hora que habló sin texto por delante mostró una memoria prodigiosa.
Ante la petición del cardenal Agostino Vallini, su vicario como obispo de Roma, de que expusiera sus experiencias sobre el Concilio Vaticano II, Benedicto XVI hizo hecho un llamamiento para una “verdadera renovación” de la Iglesia Católica al considerar que las directrices del Concilio no se han “terminado”completamente.
“La Iglesia es una realidad vital que entra en mi alma -ha añadido-, y yo mismo como creyente soy elemento constitutivo de la Iglesia como tal. Nosotros somos la Iglesia”, ha señalado, según recoge Europa Press.
Además, ha remarcado que los obispos unidos son la continuación de los doce apóstoles y, en este punto, ha subrayado que “sustancialmente no se trataba de poder”.
El encuentro concluyó con un larguísimo aplauso, que, según señaló el portavoz vaticano Federico Lombardi, no habría acabado nunca si el propio papa no hubiera dicho, satisfecho por la acogida, “vamos a rezar el Padrenuestro”.
Más tarde, Lombardi anunció que el secretario del papa y prefecto de la Casa Pontificia, Georg Ganswein, y las cuatro laicas consagradas de la comunidad Memores Domini que cuidan al papa, acompañaran a Benedicto XVI durante su estancia en Castel Gandolfo y después en el monasterio del Vaticano cuando termine su papado el 28 de febrero. —AGENCIAS.