En un avance proporcionado por la revista, Lewinsky comenta que a sus 40 años quiere poner “punto y final” a todas las habladurías y rumores que rodean a su “affair” con Clinton. La exbecaria está decidida “a dar un final diferente” en su historia.
Lewinsky asegura en la publicación que el romance que mantuvo con Clinton fue “uno entre dos adultos”. Pero la humillación que sufrió a raíz del escándalo fue lo que alteró el rumbo de su vida: “Mi jefe se aprovechó de mi, pero siempre mantendré que era una relación consensuada”. Al referirse a un posible “abuso de poder”, Lewinsky se refiere a todo lo que vino después, cuando la relación entre los dos fue de dominio público. Cuenta en su relato que la administración Clinton -“los súbditos de la fiscalía y los operadores políticos”-, la controlaban. Todo eso, porque el expresidente estaba en el poder.
Después del escándalo, según retala Lewinsky, rechazó varias ofertas de trabajo en las que habría ganado más de 10 millones de dólares porque las empresas “no tenían ganas de hacer lo correcto2. Tras largos intentos por conseguir un empleo, viajó a Londres -donde ejerció de maestra en la London School of Economics-, también vivió en Los Ángeles, Nueva York y Portland. En esas ciudades también realizó muchas entrevistas de trabajo para puestos en áreas de comunicación, pero por su “historia” no la quisieron contratar, ya que tendría que asistir a eventos donde no faltaría la prensencia de la prensa.
(Con información de abc.es)