Raúl de Molina ingresó a una clínica de rehabilitación

El presentador del programa de Univisión "El Gordo y La Flaca" tomó una drástica decisión por su salud. Está convencido que necesita bajar de peso para tener una vida prolongada.

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elsalvador.com

Por elsalvador.com

2018-02-28 7:45:59

Mucha voluntad y amor por uno mismo se requiere para internarse en un centro de rehabilitación. Es el caso de Raúl de Molina, apodado El Gordo y conductor del programa de entrevistas y chismes “El Gordo y la Flaca”, quien al notar que su salud estaba en riesgo, decidió de bajar de peso y pasar tres semanas en el Pritikin Longevity Center de Miami.

Su esposa avaló la medida, drástica pero funcional, que le permitirá a de Molina sentirse mejor consigo mismo.

“Hablé con ella (mi esposa) y le dije: no, Mili, yo tengo que hacer esto y hacerlo bien. Me fui de la casa ayer (domingo) y me metí en un lugar donde voy a estar internado por tres semanas”, aseguró durante la transmisión del programa.

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También dijo que va a estar ahí para cambiar de vida, sus hábitos alimenticios y hacer más ejercicio. “Todo eso voy a aprender, voy a aprender a comer”, enfatizó.

El 31 de diciembre del año pasado se hizo una promesa: perder 40 libras, y con el pensamiento entre ceja y ceja encontró el momento apropiado para echar a andar la meta y ya está dando sus primeros pasos.

“Me levanto muy temprano y hago ejercicios y como saludable sin sal o azúcar. Un régimen de ejércitos y instructores de cómo cambiar tu vida para mejor”, apuntó al lado de esta imagen que tiene más de 22 mil likes, lo suficiente como para animar a de Molina para trabajar duro.

“Creo que en tres semanas van a ver los resultados porque de igual forma seguiré viniendo al programa”. Anunció que tiene permiso para salir de la clínica y grabar los programas siempre y cuando se alimente sanamente.

Peso de todas formas casi 70 libras menos de cuando comenzó el programa El Gordo y la Flaca”. A eso se le añadió que ya tiene en su poder los exámenes médicos que le servirán para obtener un mejor tratamiento.

Finalmente, en son de broma aseguró que existe una sola cosa que no le gustará de la rehabilitación. “Tengo que dormir solo, pero por lo menos no tengo que oír a mi esposa roncando”, expresó.

Nuestra pregunta es ¿logrará superar el reto o se traicionará a sí mismo con un bocadillo prohibido? No lo sabemos pero le deseamos mucha suerte.