VIDEO: Islamismo radical daña Patrimonio de la Humanidad

Las estatuas destruidas por los yihadistas en Mosul (Irak) son las últimas víctimas culturales de ataques de extremistas que han arrasado con diversas joyas artísticas

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elsalvador.com

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2015-02-27 7:00:00

La directora general de la Unesco, Irina Bokova, confirmó ayer el valor patrimonial de las esculturas destruidas en el Museo de Mosul (Irak) por yihadistas del Estado Islámico (EI), el pasado jueves, en un acto que calificó de “tragedia”.

“Esta tragedia está lejos de ser solo un asunto cultural. Es un asunto importante de seguridad en el que los terroristas usan esta destrucción del patrimonio en una estrategia de terror para desestabilizar y manipular a las poblaciones y poder así asegurarse su dominación”, detalló Bokova en una rueda de prensa en la sede de la Unesco en París.

La responsable de la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) indicó que las autoridades iraquíes han confirmado la destrucción de las obras mostrada en un video distribuido por el EI. En las imágenes se puede ver cómo los miembros del grupo yihadista, provistos de grandes mazos y taladros, hacen añicos unas figuras de incalculable valor monetario y, sobre todo, cultural, según dijeron varios arqueólogos que pidieron guardar el anonimato.

“Afrontamos una ideología fanática y totalitaria, que actúa en dos frentes: el de la dominación de un territorio y el del avasallamiento de los espíritus. Atacan a periodistas, escuelas, museos, el patrimonio, todo lo que encarna la libertad de pensamiento y la diversidad cultural”, expresó.

Algunas de las obras destruidas, indicó Bokova, “son copias de escayola, reproducciones, pero la mayor parte son auténticas”.

Se trata de objetos procedentes del sitio arqueológico de Hatra, inscrito en el patrimonio mundial de la Unesco, además de otras procedentes de centros asirios de la provincia de Nineveh.

Sin embargo, la mayor pérdida para la ciudad de Mosul es la figura de un toro gigante alado que fue construida por los asirios en alabastro en el siglo VII a.C, ya que representa “una de las reliquias más importantes de la civilización histórica de la localidad”.

Bokova indicó que están trabajando para verificar la localización exacta del lugar de procedencia de las obras destruidas, unas piezas que según expertos en Irak databan de la época asiria (siglos VIII y VII a.C), que habitó el norte de Mesopotamia.

Fuentes de la organización indicaron que, por el momento, no hay referencias exactas, ya que la Unesco no tiene personal propio en el terreno.

La directora general de la Unesco consideró que se está llevando a cabo una “depuración cultural” en Irak, que se traduce en la destrucción de patrimonio por motivos ideológicos, como el mausoleo del profeta Jonás el pasado 24 de julio, la mezquita de Al Dur en septiembre y la fortaleza de Tel Afar en diciembre.

Pero más atentados se han sumado a los registrados esta semana. Los conocidos como “Budas de Bamiyán” –dos estatuas de 55 y 36.5 metros de altura–, esculpidos en roca arenisca y muy frágiles a las inclemencias meteorológicas, habían sobrevivido a duras penas a pequeños ataques de integristas, que cortaron algunas partes de la cara y las manos por considerarlos símbolos budistas.

Pese a todo se mantuvieron en pie 1,500 años, hasta que en 2001 el régimen islámico integrista de los talibán los destruyó con disparos de tanques y cargas de dinamita porque esas estatuas eran ídolos e iban contra el Corán.

Más destrucción

Pero los talibán no solo atacaron representaciones de ídolos. También saquearon el Museo Nacional de Kabul, donde destrozaron a martillazos alrededor de 2,500 piezas que quedaban en el edificio, ya que la mayor parte de sus obras se habían ocultado en el Banco Central de Afganistán en 1989 cuando los soviéticos se retiraron del país.

Entre lo que se logró salvar de los talibán, mas de 20,000 piezas de oro Bactriano –uno de los grandes iconos del patrimonio cultural afgano procedente del reino que ocupó el norte de Afganistán en los siglos III y II a.C– o la famosa colección de terracotas del Museo de Kabul, compuesta por centenares de esculturas religiosas budistas.

También en Siria los cuatro años de guerra están pasando factura y, según la Unesco, 24 sitios culturales han quedado totalmente destruidos.

Uno de los edificios más emblemáticos, la Gran Mezquita de Alepo, fue parcialmente destruida por un incendio y la Unión de Ulemas del Levante (Siria) acusó a Al Qaeda de haber perpetrado el ataque contra el edificio sagrado.

Otro lugar histórico, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, que ha sufrido graves ataques de extremistas es la ciudad maliense de Tombuctú. La puerta de la mezquita de Sidi Yahya, construida en dicha ciudad en el siglo XV, así como los mausoleos de Sidi Mohamed y Sidi Moctac, fueron arrasados por el grupo extremista armado Ansar al Din, que considera estos enterramientos contrarios al islam.

Mientras, en Irak, como quedó demostrado ayer, los ataques no han cesado contra el patrimonio cultural de un país cuyo territorio ha acogido a lo largo de la historia a las civilizaciones de Mesopotamia, Sumeria, Asiria, Babilonia o Persia.

Así también esa “depuración cultural” incluye la persecución de minorías étnicas y religiosas, plasmado en la destrucción de lugares de sabiduría y en el tráfico ilícito de objetos culturales.

En este sentido, Bokova aseguró que existen sospechas de que puede haberse producido una quema de libros en la biblioteca de la universidad de Mosul, extremo que, precisó, no ha sido confirmado.

La directora general de la Unesco recordó que ha pedido una reunión urgente del Consejo de Seguridad para tratar este asunto pues “la destrucción deliberada del patrimonio cultural constituye un crimen de guerra en virtud del estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional”.

La Unesco coordinará una misión con otras organizaciones internacionales para evitar el tráfico ilícito de obras de arte procedentes de Irak.

Los bombardeos de los yihadistas no han esquivado importantes símbolos del rico patrimonio de estos países. Ello ha causado pérdidas irreparables y provocado que algunos de estos países se encuentren hoy irreconocibles no solo desde el punto de vista político, económico y social, sino también cultural. —EDH/ EFE